La Estrella Apagada



Era una vez, en un profundo y brillante cielo, una estrella llamada Lila. Lila era la más pequeña de todas las estrellas, pero brillaba con una luz tan especial que iluminaba la noche de los niños en la Tierra. Sin embargo, un día, por tristeza, Lila se apagó.

Los días pasaron y la Tierra comenzó a notar la ausencia de Lila. Los niños miraban al cielo, extrañándola.

"Mamá, ¿por qué la estrella Lila no brilla más?"- preguntó un niño llamado Tomi.

"No lo sé, mi amor. Tal vez está cansada y necesita descansar"- respondió su madre, tratando de consolarlo.

Mientras tanto, en el cielo, Lila se sentía sola y apagada.

"¿Por qué no puedo brillar como las otras estrellas?"- se preguntaba Lila, con lágrimas en sus ojos.

Una noche, mientras Lila se sumía en su tristeza, una anciana estrella llamada Estela, que era muy sabia, se acercó a ella.

"¿Por qué te sientes así, pequeña Lila?"- preguntó Estela.

"No puedo brillar. Siento que no soy tan buena como las demás estrellas"- respondió Lila, entre sollozos.

"Cada estrella tiene su propio brillo. La luz que emites puede estar escondida, pero no has dejado de ser especial"- le explicó Estela.

Lila se sintió un poco mejor, pero todavía no veía la luz en su interior.

"¿Y cómo puedo volver a brillar?"- preguntó.

"A veces, necesitamos ayudar a otros para recordar nuestra propia luz. ¿Ves a esos niños que buscan tu luz? Quizás lo que necesitas es compartir tu brillo con ellos"- sugirió Estela.

Lila se puso a pensar. Si ayudaba a los niños, tal vez podría volver a brillar. Así, decidió hacer un plan.

"Voy a enviar pequeños destellos que solo ellos puedan ver. Tal vez así sientan mi presencia"- pensó Lila emocionada.

Esa noche, mientras todos dormían, Lila comenzó a enviar suaves destellos de luz. Los niños sintieron su calidez.

"¡Mirá, hay luces en el cielo!"- exclamó Tomi, despertando a su hermana Sofía.

"Sí, parecen pequeños destellos. ¿No son hermosos?"- respondió Sofía, emocionada.

"Tal vez sea Lila, la estrella que nos cuida. Está tratando de darnos su luz nuevamente"- dijo Tomi con esperanza.

Las noches siguientes, cada vez que los niños miraban al cielo, los destellos se hacían más intensos. Lila, al ver que brillaban los ojos de los niños, sentía cómo su corazón se llenaba de alegría.

Una noche, Estela decidió que era momento de hacer algo especial.

"Ven conmigo, querida Lila. Es tiempo de que abraces toda tu luz. Míralos, han visto tu esfuerzo y te han recordado. Ya es hora de brillar como mereces"- dijo Estela.

Lila sintió una chispa de energía en su interior. Cerró los ojos y decidió creer. Luego, con un profundo aliento, comenzó a brillar como nunca antes.

De repente, su luz se hizo tan brillante que iluminó todo el cielo.

"¡Mira, Sofía, la estrella está brillando de nuevo!"- gritó Tomi emocionado.

"¡Es Lila! ¡La encontramos!"- respondió Sofía, bailando de alegría.

Lila, al sentir el amor de los niños, abrió sus ojos y, por fin, vio cuán hermosa era. Supo en ese momento que su luz siempre había estado allí, solo que ella necesitaba recordarlo.

Desde entonces, Lila nunca dejó de brillar y siempre enviaba destellos de luz a los niños, recordándoles que dentro de cada uno, la luz nunca se apaga realmente, solo necesita un poco de ayuda para brillar.

Y así, cada vez que miraban al cielo, los niños sabían que Lila estaba allí, cuidándolos y recordándoles lo especial que son.

.

FIN.

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