La Estrella Brillante y la Niña Perdida



Era un hermoso día de verano y la playa estaba llena de risas y juegos. Una niña llamada Luna, conocida por su curiosidad y amor por la aventura, estaba con su familia disfrutando de la arena, las olas y el sol. Pero mientras corría detrás de una gaviota que había decidido robarle su sombrero, se alejó más de lo que pensaba. Cuando se dio cuenta, se encontró sola en una parte de la playa que no conocía.

"¡Mamá! ¡Papá!" - gritó Luna, pero el sonido de las olas tapaba su voz. Ella miró a su alrededor y todo lo que podía ver eran sombras de sombrillas y grupos de personas que no reconocía. El mar rugía, y pronto el miedo comenzó a asomarse en su corazón.

Mientras tanto, una estrella brillante llamada Estella, que vivía en el cielo, observaba la escena desde lo alto. Estella era una estrella muy especial que le gustaba ayudar a los que estaban en apuros. Cuando vio a Luna tan triste y perdida, decidió que debía hacer algo.

"No te preocupes, pequeña, estoy aquí para ayudarte" - dijo Estella, brillando con más fuerza.

Luna miró hacia el cielo y vio la estrella pulsando intensamente.

"¿Quién habla?" - preguntó Luna, todavía un poco asustada.

"Soy Estella, la estrella brillante. Puedo guiarte de vuelta a tu familia. Solo debes seguir la luz de mi brillo" - respondió Estella, parpadeando con energía.

Siguiendo la luz de la estrella, Luna comenzó a caminar. Pero pronto se dio cuenta de que la playa era un laberinto de toallas, juguetes y sombrillas.

"Esto es un poco confuso" - murmuró Luna, mirando a su alrededor. "No sé si podré encontrar el camino".

Estella, al ver que la niña se sentía perdida, la animó.

"Recuerda, Luna, no estás sola. Confía en ti misma y en mí. Si te detienes, quizás puedas escuchar el eco de la risa de tu familia".

Inspirada por las palabras de la estrella, Luna cerró los ojos y escuchó atentamente. En la distancia, podía oír el sonido de las risas y los juegos. Un calor familiar llenó su corazón.

"¡Eso es!" - exclamó "¿Hacia dónde voy?".

"¡Sigue adelante! Camina hacia las risas. No te desanimes, cada vez que necesites un poco de luz, mira hacia el cielo y ahí estaré" - guiaba Estella.

Con renovada confianza, Luna siguió el sonido de las risas, disfrutando el momento de estar rodeada por la calidez del sol y la brisa marina. Durante su caminar, encontró a un grupo de niños construyendo un castillo de arena.

"Hola, ¿pueden ayudarme? Estoy buscando a mis papás" - les pidió.

"Claro!" - respondieron los niños. "¿Cómo son?".

"Mi mamá tiene un vestido rojo y mi papá lleva una camiseta azul" - dijo Luna.

Los niños comenzaron a buscar junto con ella, gritando nombres hasta que uno de ellos, llamado Tomi, señaló algo en la distancia.

"¡Mirá! Allí hay un vestido rojo y una camiseta azul!" - gritó Tomi.

Luna sintió su corazón latir rápido. Corrió hacia ellos, y cuando llegó, vio a su mamá y a su papá preocupados, levantando las manos al verla.

"¡Luna!" - gritaron al unísono, y la abrazaron con fuerza.

"¿Dónde estabas?" - preguntó su mamá, entre lágrimas de alegría.

"Estaba un poco perdida, pero una estrella brillante me ayudó a encontrar el camino" - les explicó, apuntando al cielo.

Estella, al escuchar esto, brilló aún más intensamente en el cielo. La familia de Luna sonrió, sintiendo que todo estaba bien de nuevo.

"Muchas gracias, Estella" - murmuró Luna, mirando la estrella.

"Siempre estaré aquí, Luna. Recuerda que cada vez que te sientas perdida, solo debes mirar hacia arriba y escuchar tu corazón" - respondió Estella, parpadeando con felicidad.

Desde ese día, Luna aprendió que aunque a veces puede sentirse sola, siempre puede encontrar el camino, recordando confiar en sí misma y en los que la rodean. La playa, sus risas y juegos se convirtieron en su lugar favorito, y cada vez que miraba al cielo y veía a Estella, sonreía sabiendo que su luz siempre estaría allí para guiarla.

Y así, Luna nunca volvió a sentirse perdida.

FIN.

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