La Estrella Calva



Había una vez en el Real Madrad, un equipo de fútbol muy famoso, un hombre llamado Colme.

Colme era un portero muy especial, no solo por su habilidad para detener los disparos con sus manos, sino también porque no tenía ni un solo cabello en su cabeza.

Colme siempre había soñado con ser futbolista y jugar en el Real Madrad, pero cuando se dio cuenta de que estaba perdiendo su cabello, comenzó a sentirse inseguro y pensó que nunca podría cumplir su sueño. Sin embargo, eso no lo detuvo. Decidió trabajar más duro que nunca para convertirse en el mejor portero del mundo.

Un día, mientras entrenaba en la cancha del Real Madrad, llegó el entrenador y lo vio desafiando las leyes de la gravedad al parar los balones. El entrenador quedó impresionado por las habilidades de Colme y decidió darle una oportunidad.

"¡Colme! ¡Eres increíble! Quiero que te unas al equipo como nuestro portero titular", dijo emocionado el entrenador. Colme no podía creerlo. Su sueño finalmente se había hecho realidad. A partir de ese momento, se convirtió en la estrella del Real Madrad y todos los aficionados lo adoraban.

Sin embargo, la vida de Colme no fue tan fácil como parecía. Durante uno de los partidos más importantes de la temporada contra el Barcelona FC, sufrió una lesión grave en su mano derecha mientras intentaba bloquear un tiro fuerte.

"No puedo seguir jugando", pensó Colme mientras sentía dolor en su mano lesionada. El equipo médico del Real Madrad le dijo que tendría que someterse a una cirugía y pasar por un largo proceso de rehabilitación.

Colme estaba devastado, pero sabía que tenía que enfrentar esta nueva adversidad con valentía. Durante su tiempo de recuperación, Colme decidió aprender todo lo posible sobre el fútbol y mejorar sus habilidades tácticas.

Estudió los movimientos de los jugadores rivales, analizó partidos antiguos y entrenó su mente para ser aún más fuerte. Pasaron meses y finalmente llegó el día en que Colme recibió el alta médica. Estaba listo para volver al campo y demostrarle al mundo que nada podía detenerlo.

El primer partido después de su lesión fue contra el Atlético de Madrid, uno de los equipos más difíciles de vencer. El estadio estaba lleno hasta el tope y todos esperaban ver si Colme había perdido sus habilidades durante su ausencia.

El árbitro pitó el inicio del partido y desde ese momento, Colme se convirtió en una verdadera muralla impenetrable. Detuvo cada tiro con una facilidad impresionante y atrapó incluso los disparos más difíciles.

Con cada parada, la confianza crecía dentro de él. Sabía que no importaba cuántas veces cayera o se lesionara, siempre se levantaría más fuerte. Al final del partido, el Real Madrad ganó por 2-0 gracias a las fantásticas actuaciones de Colme.

Los aficionados estallaron en aplausos mientras coreaban su nombre: "¡Colme! ¡Colme!". Desde aquel día en adelante, Colme siguió siendo reconocido como uno de los mejores porteros del mundo.

Su historia inspiró a muchos niños y niñas a nunca rendirse ante las adversidades y siempre luchar por sus sueños. Y así, el hombre pelón llamado Colme demostró que la valentía, la determinación y el trabajo duro son más importantes que cualquier apariencia física.

FIN.

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