La Estrella de la Amistad
Era una noche mágica en el corazón del bosque, donde cinco amigos: Lucas, Sofía, Tomás, Valentina y Mateo, habían decidido pasar la Navidad junto a una cálida fogata. El aire estaba fresco, pero las llamas danzantes llenaban de calor sus corazones.
"¡Qué suerte tenemos de estar juntos!", dijo Lucas, lanzando un tronco a la fogata y mirando las chispas que volaban por el aire.
"Sí, pero ¿y si solo fuéramos unos en lugar de cinco?", agregó Sofía, sonriendo con picardía.
"Seríamos menos ruidosos", bromeó Tomás, y todos se rieron.
"¡Pero no sería tan divertido!", intervino Valentina, haciendo hincapié en la importancia de la amistad.
"Todo es mejor compartido", reflexionó Mateo, disfrutando del calor y la compañía.
Los amigos comenzaron a contar historias sobre cómo se conocieron, cada uno añadiendo anécdotas divertidas que les hicieron reír hasta que las estrellas empezaron a brillar más intensamente en el cielo nocturno.
De repente, una estrella brillante comenzó a descender, iluminando la noche con destellos dorados. Los amigos se quedaron boquiabiertos mientras la estrella se acercaba, hasta que, ¡plaf! , aterrizó justo en medio de ellos.
"¿Qué fue eso?", preguntó Valentina, con los ojos bien abiertos.
"¡Es una estrella!", gritó Tomás.
La estrella, que era más bonita de lo que jamás habían imaginado, comenzó a transformarse en una pequeña hada de luz.
"Hola, queridos amigos", dijo la hada, con una voz melodiosa.
"Soy Lumi, la guardiana de la amistad. He venido para recordarles lo afortunados que son de tenerse unos a otros", continuó, haciendo gestos con sus manos llenas de destellos.
Los amigos miraron a Lumi, asombrados.
"¡Pero todos tenemos diferencias!", protestó Mateo.
"Así es. Sin embargo, esas diferencias son lo que los hace únicos. ¿Cuál sería el valor de la amistad si todos fueran iguales?", respondió Lumi.
"No lo había pensado así", dijo Sofía, reflexionando en sus palabras.
Lumi los llevó a través de un pequeño tour mágico, mostrándoles visiones de momentos especiales que habían compartido juntos, risas y lágrimas, cuando se habían apoyado mutuamente.
"A veces, los problemas parecen grandes", dijo Lumi mientras mostraba una escena de ellos peleando por un juego.
"Pero conocer a alguien que siempre estará ahí para ti es un verdadero tesoro", continuó, mostrando otro momento donde se reconciliaron y reafirmaron su amistad.
Lumi luego rompió el hechizo de los recuerdos y los miró con seriedad.
"Ustedes deben ayudarse a recordar esto en momentos difíciles. La amistad se elige todos los días, y siempre puede fortalecerse con amor y comprensión."
Los amigos se miraron unos a otros, sintiendo una oleada de cariño.
"¡Yo jamás quiero perder la amistad que tenemos!", exclamó Lucas.
"Y yo siempre haré lo posible por apoyarlos", agregó Valentina.
Lumi sonrió, y antes de desaparecer, dejó un pequeño regalo en la fogata: un puñado de polvo de estrellas.
"Cada vez que miren a las estrellas, recuerden que su amistad los fortalece y que siempre pueden contar los unos con los otros."
Con eso, la hada se desvaneció y los amigos se miraron, asombrados, sintiéndose más unidos que nunca.
"¿Qué les parece si hacemos un pacto para recordar este momento siempre?", sugirió Mateo.
"¡SÍ!", gritaron todos al unísono, llenos de emoción.
Y así, aquella navidad se convirtió en un recuerdo inolvidable de amor y amistad. Con el pasar de los años, aunque la vida los llevara por diferentes caminos, siempre miraban al cielo e intentaban reencontrarse, recordando la noche en que una estrella les enseñó el verdadero valor de estar juntos.
FIN.