La estrella de la cabaña
Había una vez tres primas llamadas Vera, Maite y Lupe. A pesar de que vivían lejos unas de otras, les encantaba jugar juntas cada vez que tenían la oportunidad.
Un día, Vera recibió una carta de sus primas invitándola a pasar el verano en la casa de campo de sus abuelos. ¡Estaba tan emocionada! No podía esperar para pasar tiempo con ellas.
Cuando llegó a la casa de campo, se encontró con Maite y Lupe corriendo por el jardín. Se abrazaron fuerte y comenzaron a hablar sobre todo lo que habían estado haciendo desde su última reunión. "¡Vera! , ¿te acuerdas cuando construimos esa cabaña en el árbol?" preguntó Lupe emocionada.
"¡Sí! ¡Eso fue muy divertido!" respondió Vera sonriendo. "Bueno, hoy vamos a hacer algo aún mejor", dijo Maite con una mirada misteriosa en los ojos.
Las tres primas pasaron todo el día jugando al aire libre: saltando por los campos, trepando árboles y explorando el bosque cercano. Pero cuando llegó la noche, las cosas comenzaron a ponerse interesantes. "Chicas, tengo un plan", dijo Maite mientras sacaba algo del bolsillo trasero del pantalón. "He traído mi telescopio para observar las estrellas".
Las tres primas se acurrucaron juntas bajo una manta mientras observaban las constelaciones en el cielo nocturno. "¿Ven esa estrella brillante allí?", preguntó Vera señalando hacia arriba. "Es como si nos estuviera guiando hacia algo".
"¡Tienes razón!", exclamó Lupe. "¡Deberíamos seguir esa estrella y ver a dónde nos lleva!". Las tres primas se pusieron de pie y comenzaron a caminar en dirección a la misteriosa estrella brillante.
Caminaron por el bosque durante horas, saltando arroyos y esquivando ramas mientras seguían la luz guía. Finalmente, llegaron a un claro en el bosque donde se encontraba una pequeña cabaña abandonada. "¿Qué hacemos aquí?", preguntó Vera con curiosidad.
—"Bueno" , dijo Maite sonriendo, "esta es nuestra nueva casa del árbol". Las tres primas trabajaron juntas para limpiar la cabaña y convertirla en su nuevo lugar secreto. Colgaron luces de colores, decoraron las paredes con dibujos y construyeron una hamaca afuera para relajarse bajo las estrellas.
Los días pasaban volando mientras las tres primas disfrutaban de su nueva cabaña en el bosque. Jugaban al aire libre todo el día, cocinaban juntas por las noches e incluso tenían fogatas nocturnas.
Pero cuando llegó el momento de que Vera regresara a casa, todas se sintieron tristes por tener que separarse nuevamente. Sin embargo, sabían que siempre tendrían los recuerdos de su aventura juntas en la cabaña del árbol. "No te preocupes", dijo Maite abrazando fuerte a Vera.
"Volveremos a vernos pronto y tendremos más aventuras emocionantes juntos". Y así fue como las tres primas descubrieron la importancia de trabajar juntas, ser creativas y nunca perder su sentido de la aventura.
Aunque vivían lejos unas de otras, sabían que siempre tendrían un lugar especial en sus corazones para las aventuras compartidas.
FIN.