La estrella de los deseos


Había una vez en un pequeño pueblo de los Alpes, llamado Villa Nevada, donde vivían muchos niños y niñas.

En este lugar mágico, se contaba una leyenda sobre una estrella radiante que aparecía en lo alto de una montaña durante los días fríos de diciembre. La historia decía que esta estrella tenía el poder de conceder deseos a todos aquellos que fueran lo suficientemente valientes como para llegar hasta ella.

Los niños del pueblo anhelaban con todo su corazón ver esa estrella y hacer realidad sus sueños más grandes. En ese pueblo vivía Sofía, una niña muy especial. Tenía el cabello rubio como el sol y unos ojos azules llenos de curiosidad.

A Sofía le encantaba escuchar las historias de la gente mayor sobre la estrella mágica y soñaba con ser la primera en alcanzarla. Un día, mientras jugaba en la nieve con su mejor amigo Pedro, Sofía tuvo una idea brillante.

"Pedro, ¿y si intentamos encontrar la estrella? ¡Podríamos pedirle cualquier deseo!"- exclamó emocionada. "¡Eso suena genial!"- respondió Pedro entusiasmado. "Pero debemos tener mucho cuidado y estar preparados para cualquier cosa".

Sofía y Pedro comenzaron a investigar cómo llegar hasta la montaña donde se encontraba la estrella radiante. Hablaron con los ancianos del pueblo, quienes les dieron consejos sabios y les advirtieron sobre los peligros del camino. Con todo listo, los dos amigos emprendieron su aventura hacia lo desconocido.

El camino estaba lleno de obstáculos y la nieve era cada vez más profunda, pero Sofía y Pedro no se rindieron. Se apoyaron mutuamente y siguieron adelante con valentía.

De repente, en medio de la oscuridad de la noche, un lobo apareció frente a ellos. Sofía sintió miedo, pero recordó las palabras de los ancianos: "Siempre hay que enfrentar los miedos para alcanzar nuestros sueños".

Con valentía, Sofía se acercó al lobo y le ofreció algo de comida que llevaba consigo. El lobo aceptó el gesto amable y los dejó pasar sin hacerles daño. Después de superar varias pruebas más, llegaron al último tramo del camino hacia la montaña.

Pero justo cuando estaban a punto de rendirse por el cansancio, una luz brillante iluminó el cielo nocturno. Era la estrella radiante que tanto habían buscado. Sofía y Pedro se miraron emocionados y corrieron hacia ella.

Cuando finalmente llegaron a su destino, vieron cómo la estrella brillaba intensamente sobre un árbol especial lleno de deseos escritos en pequeñas hojas. Sofía tomó una hoja y escribió su deseo más grande: "Deseo que todos los niños del mundo sean felices".

Pedro hizo lo mismo con otro deseo maravilloso: "Deseo que nunca nos olvidemos del valor de la amistad". Al leer sus deseos en voz alta, las hojas volaron hasta desaparecer en el aire como si fueran mariposas mágicas.

En ese momento, Sofía entendió algo muy importante: no era solo el hecho de pedir deseos lo que importaba, sino el deseo mismo y la intención de hacer el bien. Con los corazones llenos de alegría, Sofía y Pedro regresaron al pueblo.

Contaron a todos sobre su increíble aventura y cómo habían encontrado la estrella radiante. Los niños del pueblo se inspiraron en su valentía y comenzaron a escribir sus propios deseos para compartirlos con el mundo.

Desde aquel día, Villa Nevada se convirtió en un lugar lleno de esperanza y bondad.

La estrella radiante brillaba cada diciembre recordándoles a todos la importancia de soñar, ser valientes y nunca olvidarse de los deseos que realmente importan: aquellos que hacen feliz no solo a uno mismo, sino también a los demás.

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