La estrella de los osos mágicos



Había una vez, en un tranquilo bosque rodeado de altos árboles, una familia de osos: Papá Oso, Mamá Osa y su pequeño hijo, Osito. Vivían felices entre la naturaleza, disfrutando cada día de su hogar.

Una noche, mientras los osos dormían plácidamente en su cueva acogedora, la luna brillaba con intensidad en el cielo estrellado. De repente, un ruido estruendoso interrumpió el silencio del bosque.

El sonido provenía de un camión que pasaba por el camino cercano al bosque. Osito se despertó asustado y corrió a despertar a sus padres. "-¡Papá! ¡Mamá! ¿Qué está pasando?" -preguntó preocupado. Los tres osos salieron apresuradamente de la cueva para investigar lo que estaba ocurriendo.

Al llegar al borde del camino, vieron cómo el camión había chocado contra un árbol y estaba volcado sobre uno de sus costados. Sin pensarlo dos veces, Papá Oso se acercó al conductor del camión para ver si estaba bien.

Afortunadamente, solo tenía algunos rasguños leves. Mientras tanto, Mamá Osa y Osito observaban con curiosidad cómo todos los paquetes que llevaba el camión se habían esparcido por el suelo.

Decididos a ayudar como buenos vecinos del bosque, los osos comenzaron a reagarrar los paquetes y devolverlos al camión averiado. Fue entonces cuando encontraron algo especial: una caja mágica que brillaba intensamente bajo la luz de la luna.

Mamá Osa abrió la caja con cuidado y, para su sorpresa, encontró una pequeña estrella. "-¡Es una estrella mágica!", exclamó emocionada. "-Seguro que puede cumplir deseos", agregó Osito lleno de entusiasmo.

Los osos decidieron llevar la estrella al árbol más alto del bosque, aquel que se elevaba majestuosamente hacia el cielo. Subieron a lo más alto y colocaron la estrella en su punta. De repente, el árbol comenzó a brillar con un resplandor increíble y todos los animales del bosque se reunieron alrededor para admirarlo.

Cada animal expresó un deseo especial: el conejo quería ser más rápido, el pájaro soñaba con ser multicolor y la ardilla anhelaba tener suficientes nueces para todo el invierno. La estrella mágica escuchó atentamente cada deseo y empezó a concederlos uno por uno.

El conejo saltaba velozmente por todas partes, el pájaro volaba entre los árboles mostrando sus hermosas plumas y la ardilla recolectaba nueces en montones. Finalmente, llegó el turno de los osos.

Papá Oso deseaba que todos los animales del bosque vivieran en paz y armonía; Mamá Osa quería que todos tuvieran suficiente comida para sobrevivir; y Osito pedía poder explorar nuevos lugares junto a sus amigos animales.

La estrella mágica hizo brillar aún más al árbol mientras concedía estos maravillosos deseos. Desde aquel día, el bosque se convirtió en un lugar lleno de alegría y amistad, donde todos los animales vivían en armonía y se ayudaban mutuamente.

Y así, gracias a la magia de la estrella y la generosidad de los osos, el bosque se convirtió en un lugar especial donde cada noche la luna brillaba con más intensidad que nunca.

Los osos aprendieron que incluso en momentos difíciles como aquel accidente del camión, siempre hay una oportunidad para hacer algo bueno por los demás. Desde entonces, Papá Oso, Mamá Osa y Osito continuaron cuidando del bosque y compartiendo su amor con todos sus amigos animales.

Y cada vez que miraban hacia el árbol más alto, recordaban cómo una noche mágica cambió sus vidas para siempre.

FIN.

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