La Estrella de Navidad
Era una noche estrellada en el campamento de Navidad, donde un grupo de amigos se había reunido para celebrar la llegada de esta mágica festividad. Entre risas y canciones, Lucas, Ana, Martín y Sofía se sentaron alrededor de una fogata brillante.
"¿Ustedes creen que las estrellas pueden cumplir deseos?" - preguntó Lucas, mirando al cielo.
"Yo creo que sí" - respondió Sofía, entusiasmada. "Una vez escuché que hay una estrella especial que aparece en Nochebuena y que si le pedís un deseo de corazón, lo cumple".
"¡Eso suena increíble!" - dijo Martín. "¿Y si vamos a buscar esa estrella?".
"Pero no sabemos dónde está" - se preocupó Ana.
"Podemos preguntarle a los árboles del bosque, tal vez ellos sepan" - sugirió Lucas con una sonrisa llena de emoción.
Decididos, los amigos se adentraron en el bosque, iluminados solo por la luz de la luna y la fogata que dejaron atrás. A la sombra de los árboles, comenzaron a buscar pistas.
"¡Miren esas huellas!" - exclamó Sofía, señalando el suelo.
"Pueden ser de algún animal. Tal vez lo viéramos al camino de la estrella" - agregó Martín.
Mientras caminaban, se encontraron con un viejo árbol con una corteza arrugada y profundas raíces.
"Hola, pequeños aventureros. ¿Buscan algo, quizás?" - les habló el árbol, para sorpresa de los amigos.
"¡Sí! Buscamos la estrella que cumple deseos" - respondió Ana, quitándose la incredulidad de la cara.
"Hmm, esa estrella es muy especial“ - dijo el árbol con voz sabia. "Pero los deseos no se cumplen solo por pedirlos. Deben ser deseos que provienen de su corazón".
"¿Qué significa eso?" - preguntó Lucas, intrigado.
"Significa que deben aprender a valorar lo que ya tienen antes de pedir algo más. Busquen dentro de ustedes mismos, y así entenderán cómo encontrar la estrella" - explicó el árbol.
Los amigos se sentaron a meditar sobre sus deseos. Cada uno cerró los ojos y se dejó llevar por sus pensamientos. Pronto comenzaron a hablar entre ellos.
"Yo deseo que mi familia sea feliz y que siempre estemos juntos" - dijo Sofía.
"Yo solo quiero que todos mis amigos puedan cumplir sus sueños" - agregó Martín con sinceridad.
"Yo quisiera una Navidad mágica llena de risas y cariño" - dijo Ana.
"Y yo justo estaba pensando en lo bonito que es tener amigos con quienes compartir" - terminó Lucas.
Al abrir los ojos, se sintieron diferentes, más ligeros, como si un peso se hubiera levantado.
"Creo que ya sabemos lo que queremos realmente" - dijo Sofía.
"Vamos a regresar; la estrellita mágica debe estar esperándonos en el campamento" - propuso Lucas.
Al volver, la fogata seguía chisporroteando, y entre las llamas, los amigos vieron una luz resplandeciente en el cielo.
"¡Miren!" - gritó Ana, señalando a la estrella que brillaba más fuerte que nunca.
Los amigos, emocionados, comenzaron a hacer sus deseos juntos y en un desprendimiento de luz, la estrella estalló en mil destellos.
"¡Es mágico!" - exclamó Martín, abrazando a sus amigos.
"Tal vez no necesitábamos buscarlas. Tal vez la estrella estaba dentro de nosotros todo el tiempo" - dijo Sofía, sonriendo.
Esa noche, entendieron que la verdadera magia de la Navidad no estaba solo en los deseos, sino en la amistad, el cariño y los momentos compartidos.
Desde entonces, cada Navidad se reunieron en el campamento, no solo para pedir deseos, sino para celebrar lo que ya tenían, llenos de gratitud, mientras miraban las estrellas juntos.
FIN.