La Estrella de Navidad



Una vez en un pequeño pueblo llamado Paseo Soleado, la Navidad se acercaba y la gente estaba muy emocionada. Este año, la familia Martínez decidió hacer algo especial: querían encontrar la estrella más brillante para colocarla en la cima de su árbol de Navidad. La abuela Clara siempre decía que la estrella más brillante traía consigo un deseo especial.

"¡Es una tradición familiar, chicos!" - comentó la abuela Clara, mientras mostraba un viejo álbum de fotos. Los niños, Lucas y Sofía, miraban fascinados las imágenes de árboles adornados y risas familiares.

Un día, Lucas dijo:

"¿Y si buscamos la estrella más brillante en la montaña de la Luna? Hay una leyenda que dice que sólo aparece en la noche de Navidad."

Sofía, emocionada, respondió:

"¡Sí! ¡Vamos, abuela! ¿Podemos ir a buscarla?"

Clara sonrió y dijo:

"Claro, pero debemos prepararnos bien."

Al día siguiente, el sol brillaba intensamente, y la familia emprendió su aventura a la montaña. Empacaron bocadillos y una manta, y se pusieron en marcha.

Mientras subían la montaña, comenzaron a contar historias sobre la estrella. Lucas dijo:

"Imaginá que la estrella podría conceder un deseo. ¡Quiero que sean felices todos en el pueblo!"

Sofía, inspirada, respondió:

"Yo quiero que la abuela siempre esté con nosotros."

Cuando llegaron a la cima, el aire estaba fresco y la vista era preciosa. Sin embargo, no había ninguna estrella visible.

"¿Dónde está?" - preguntó Lucas, decepcionado.

"Quizás no hay que buscarla tanto, sino esperar a que ella misma aparezca" - sugirió la abuela Clara, sentándose sobre la manta.

Decidieron descansar y mientras comían, escucharon el canto de otros grupos de familias que también habían subido a la montaña. Todos compartían historias y risas. La abuela Clara les propuso un juego:

"¿Qué tal si hacemos una cadena de deseos? Todos los que estén aquí pueden compartir lo que más desean para la Navidad."

Los niños comenzaron a animar a las otras familias a compartir. Algunos deseaban más amor, otros alegría y otros un mejor futuro. Al cabo de un rato, un niño pequeño de un grupo vecino dijo:

"Yo deseo que nunca más haya peleas entre nosotros, que siempre podamos jugar."

Lucas y Sofía se miraron y cuando todos los deseos se compartieron, el cielo empezó a cambiar. Las nubes se disiparon y el brillo de una estrella comenzó a aparecer en el horizonte, iluminando la noche con una luz impresionante.

"¡Miren!" - exclamó Sofía.

"¡La estrella!" - gritó Lucas emocionado.

La estrella brillaba más que cualquier otra, y todos los presentes se sintieron unidos bajo su luz. Aquellos deseos recogidos en la cadena eran más que palabras; se convirtieron en luces de amor que iluminaban sus corazones.

"Quizás la estrella no se trata sólo de deseos" - reflexionó la abuela Clara. "Sino de cómo nos unimos al compartirlos".

Esa Nochebuena, la familia Martínez no solo encontró la estrella más brillante, sino también un sentimiento más fuerte de lo que imaginaban: la unión familiar y el amor que se compartió en la cumbre.

Cuando volvieron a casa, comenzaron a decorar su árbol con los adornos que habían preparado juntos. En la cima, colocaron una hermosa estrella que habían hecho con sus propias manos.

"¡Esta estrella será nuestro símbolo!" - dijo Lucas.

"Sí, cada vez que la veamos, recordaremos que nuestros deseos son más fuertes cuando los compartimos" - añadió Sofía.

Desde aquel entonces, cada Navidad la familia Martínez subía a la montaña de la Luna, no solo para buscar la estrella, sino para compartir y escuchar los deseos de los demás, creando una tradición de amor y unión en su comunidad.

Y así, en Paseo Soleado, la leyenda de la estrella se convirtió en el faro de sus corazones cada diciembre, recordándoles que el verdadero espíritu navideño no estaba en lo material, sino en el amor y la unión que construían juntos.

FIN.

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