La Estrella de Navidad de Lila



En un pequeño pueblo, donde la nieve cubría la tierra como un manto blanco, vivía una conejita llamada Lila. Era la víspera de Navidad y Lila estaba muy emocionada.

- ¡Hoy es el día más mágico del año! - exclamó Lila mientras saltaba de un lado a otro.

Lila miró por la ventana y vio cómo los copos de nieve bailaban en el aire. Fue a ver a sus amigos, el ratón Rufi y la ardilla Tico, que estaban decorando un árbol en el parque.

- ¡Hola, Lila! - saludó Rufi con su voz alegre. - ¿Vas a ayudarnos a decorar el árbol de Navidad?

- ¡Claro que sí! - respondió Lila, con sus orejas moviéndose emocionadas.

Los tres amigos comenzaron a colgar cintas de colores y luces brillantes en el árbol. Al principio, todo parecía perfecto hasta que de repente, un viento fuerte comenzó a soplar.

- ¡Cuidado! - gritó Tico, mientras una de las cintas se deslizaba del árbol.

Con una ráfaga de aire, la estrella de la parte superior comenzó a tambalearse.

- ¡Oh no! - exclamó Rufi. - ¡La estrella se va a caer!

Lila observó con miedo cómo la estrella rodó por el árbol y saltó al suelo.

- ¡No puedo dejar que esto suceda! - dijo Lila. - ¡Voy a buscarla!

Corrió hacia la estrella que brillaba en la nieve. Pero cuando llegó, se dio cuenta de que la estrella no brillaba como antes; estaba cubierta de nieve.

- ¡Ay, ay, ay! - se lamentó Lila. - ¡¿Y ahora qué hago? !

Entonces, un pequeño pajarito que pasaba volando, llamado Pío, la vio.

- ¿Te ayudo, Lila? - preguntó Pío. - A veces, solo necesitamos un poquito de ayuda de nuestros amigos.

- ¡Por favor! - respondió Lila, sonriendo. - Sería genial.

Juntos, comenzaron a quitar la nieve de la estrella. Con cada copo que sacaban, la estrella comenzaba a brillar de nuevo. Cuando terminaron, Rufi y Tico llegaron corriendo.

- ¡Mirá! - gritó Tico. - La estrella brilla otra vez.

- ¡Es hermosa! - dijo Rufi, emocionado.

- ¡Gracias, Pío! - dijo Lila agradecida. - No podría haberlo hecho sin tu ayuda.

- Siempre es bueno ayudar a los amigos - contestó Pío con una sonrisa.

Finalmente, los cuatro amigos levantaron la estrella y la colocaron en la cima del árbol. Cuando encendieron las luces, el árbol se iluminó y el pueblo brilló como nunca.

- ¡Feliz Navidad! - gritaron todos juntos, llenos de alegría.

Esa noche, bajo el árbol que iluminaba su pequeño pueblo, Lila y sus amigos aprendieron que la verdadera magia de la Navidad está en ayudar a los demás y compartir momentos especiales juntos.

- ¡Hasta el año que viene! - dijo Lila, mientras miraba el cielo estrellado, esperando una nueva Navidad llena de aventuras y amistad.

FIN.

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