La estrella en mi corazón



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Alegría, vivía una niña llamada Amy. Desde muy pequeña, sus padres le inculcaron confianza y le enseñaron que podía lograr todo lo que se propusiera.

Amy era valiente y siempre estaba dispuesta a enfrentar nuevos desafíos. Le encantaba cantar y bailar, y cada vez que tenía la oportunidad, se subía al escenario del teatro del pueblo para mostrar su talento.

Un día, mientras caminaba por el parque con sus amigos, Amy encontró un folleto anunciando un concurso de talentos a nivel nacional. Su corazón saltó de emoción y supo en ese momento que debía participar. Cuando llegó a casa, corrió hacia sus papás para contarles sobre el concurso.

Ellos la escucharon atentamente y sonrieron orgullosos de su determinación. Le dijeron que creían en ella y que estaban seguros de que podría ganarlo. Amy comenzó a prepararse para el concurso.

Practicaba canto y baile todos los días después de hacer sus tareas escolares. Sus padres siempre estaban ahí para apoyarla e incluso contrataron a un profesor de canto para ayudarla a mejorar su técnica vocal. El día del concurso finalmente llegó.

Amy estaba nerviosa pero emocionada al mismo tiempo. Cuando subió al escenario frente a miles de personas, sintió mariposas revoloteando en su estómago. -¡Hola! Mi nombre es Amy -dijo mientras miraba al público-.

Hoy quiero compartir mi pasión por la música y el baile con todos ustedes. La música comenzó a sonar y Amy empezó a cantar con todo su corazón. Su voz resonaba en el teatro, llenando el lugar de alegría y emoción.

Luego, se desató en un baile que dejó a todos boquiabiertos. El público aplaudió emocionado al finalizar su presentación. Amy bajó del escenario sintiéndose orgullosa de sí misma por haber dado lo mejor de sí.

Después de unas semanas, recibió una llamada telefónica que cambiaría su vida para siempre. Era el jurado del concurso informándole que había ganado el primer lugar. ¡Amy estaba eufórica! Sus padres la felicitaron con abrazos y lágrimas de alegría.

Sabían que todo su esfuerzo y apoyo valieron la pena. La historia de Amy se hizo famosa en todo el país. Muchas personas se inspiraron en ella y comenzaron a creer en sí mismas también.

Amy nunca olvidó sus raíces ni la importancia de ser agradecida por lo que tenía. A medida que crecía, siguió trabajando duro para cumplir sus sueños mientras ayudaba a otros niños talentosos a descubrir sus propias habilidades.

Hoy en día, Amy es una reconocida artista internacionalmente conocida por su talento y humildad. Pero más allá del éxito, siempre recuerda cómo sus padres le enseñaron a confiar en sí misma y ser valiente para enfrentar cualquier desafío.

Y así, la historia de Amy nos enseña que cuando creemos en nosotros mismos y tenemos confianza, podemos alcanzar nuestras metas más grandes. No importa cuán difícil parezca, siempre hay una fuerza dentro de nosotros que nos impulsa a seguir adelante.

FIN.

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