La estrella envenenada


Había una vez una estrella muy especial que vivía en lo más profundo de una cueva escondida. Esta estrella tenía la habilidad de hablar y brillaba con un resplandor único que iluminaba la oscuridad de la cueva.

Un día, mientras exploraba los alrededores, la estrella encontró un árbol de cerezas y, tentada por su brillante color rojo, decidió probar una. Sin darse cuenta, la cereza estaba envenenada y la estrella comenzó a sentirse débil y sin energías.

Al notar su cambio, sus amigos, un grupo de luciérnagas y un sabio búho, acudieron a ayudarla.

- ¡Oh, querida estrella, estás palideciendo! ¿Qué te sucedió? - preguntó preocupada una de las luciérnagas. La estrella explicó lo sucedido entre débiles destellos.

El sabio búho, con toda su sabiduría, propuso buscar un remedio en el Jardín de las Maravillas, un lugar mágico y lejano donde crecían plantas con propiedades curativas.

Sin detenerse, el grupo emprendió un viaje lleno de aventuras y obstáculos, demostrando valentía, trabajo en equipo y amistad en su camino. Superando desafíos y con determinación, finalmente llegaron al Jardín de las Maravillas. Allí, encontraron la planta curativa y con cuidado la llevaron de regreso a la estrella.

Gracias

a la planta del Jardín de las Maravillas, la estrella fue curada y recuperó su resplandor. Agradecida y emocionada, la estrella comprendió la importancia de ser prudente y de contar con el apoyo de amigos en momentos difíciles.

Desde

ese día, la estrella continuó iluminando la cueva con su brillo especial y enseñando a todos la valiosa lección aprendida en su travesía. La cueva se convirtió en un lugar de amistad, sabiduría y alegría, donde la estrella envenenada floreció como un ejemplo de fortaleza y superación.

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