La estrella parlante y la lección del perdón


En el cálido desierto de San Juan, vivía una estrella llamada Estrellita. Estrellita era una estrella especial, brillaba con intensidad y alegría. Un día, mientras paseaba por el desierto, encontró una cerveza abandonada.

Sin sospechar que estaba envenenada, Estrellita se la comió. De repente, comenzó a sentir un cosquilleo en todo su cuerpo y, para su asombro, ¡empezó a hablar! -¡Hola, Estrellita! - se sorprendió a sí misma al pronunciar palabras. -¡Soy una estrella parlante! - exclamó.

Estrellita no sabía cómo reaccionar ante su nueva habilidad. Decidió buscar ayuda y emprendió su viaje por el desierto. En su camino se encontró con Daniela, una simpática serpiente que estaba triste porque nadie quería jugar con ella.

Estrellita decidió ayudar a Daniela, y juntos buscaron amigos en el desierto. Pronto se encontraron con Simón, un cactus solitario que tenía miedo de acercarse a los demás por temor a lastimarlos. Estrellita les recordó la importancia del perdón y la comprensión.

Así, con paciencia y amor, lograron que Simón se animara a unirse a ellos. Los tres se convirtieron en grandes amigos y pasaron tardes jugando y riendo en el cálido desierto. Un día, Estrellita y sus amigos encontraron al dueño de la cerveza envenenada.

A pesar de su enojo, Estrellita recordó la lección del perdón y decidió enfrentar la situación con compasión. -Perdónanos, la cerveza fue un error- se disculpó el dueño.

Estrellita, con valentía, aceptó sus disculpas y les recordó la importancia de cuidar el desierto y a todos sus habitantes. Con el perdón, encontraron una solución para deshacerse de la cerveza envenenada y el desierto volvió a estar en paz.

Desde ese día, Estrellita, Daniela y Simón enseñaron a todos en el desierto la importancia del perdón, la amistad y el cuidado del entorno. Y así, la estrella parlante se convirtió en un símbolo de luz y sabiduría para todos los seres del cálido desierto de San Juan.

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