La Estrella que Ilumina el Universo
Había una vez, en el vasto y oscuro espacio, una estrella solitaria llamada Estrellita. Estrellita siempre se había sentido triste y sola, brillando en medio de la inmensidad sin nadie con quien compartir su luz.
Un día, mientras Estrellita brillaba intensamente, un pensamiento cruzó por su mente: "¿Y si pudiera crear algo más que solo luz?". Y así fue como decidió convertirse en el Sol, para poder tener la capacidad de dar vida a nuevas cosas.
Cuando Estrellita se convirtió en el Sol, descubrió que tenía un poder asombroso: podía crear planetas. Llena de emoción y entusiasmo, decidió inventar uno muy especial al que llamó Tierra.
La Tierra era un lugar lleno de colores y formas maravillosas. Había montañas altas y majestuosas, océanos profundos y misteriosos, valles verdes y exuberantes. Pero lo más importante era que había vida en ella: plantas hermosas y animales tiernos.
Estrellita estaba tan emocionada con su creación que decidió visitarla personalmente. Una vez allí, se encontró con dos seres muy curiosos: Luna y Solcito. "¡Hola! ¿Quiénes son ustedes?", preguntó Estrellita con alegría. "¡Hola! Soy Luna", respondió una luna radiante.
"¡Y yo soy Solcito!", dijo un rayito del sol juguetón. Estrellita les explicó cómo ella había creado la Tierra para darles un hogar a todos los seres vivientes. Luna y Solcito quedaron maravillados y le agradecieron por su generosidad.
Juntos, los tres se embarcaron en una aventura para explorar la Tierra y aprender más sobre sus habitantes. Conocieron a un árbol sabio que les enseñó el valor de la paciencia y de crecer fuertes y altos.
También conocieron a un león valiente que les habló sobre el coraje y la importancia de enfrentar los miedos. Pero no todo era perfecto en la Tierra. Estrellita descubrió que había algunas personas que estaban tristes y necesitaban ayuda.
Decidió entonces crear seres especiales llamados —"amigos" , quienes tendrían el poder de compartir amor y alegría con aquellos que lo necesitaran. Luna, Solcito y Estrellita trabajaron juntos para encontrar a esas personas tristes y llevarles esperanza.
Les enseñaron a sonreír, a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y a nunca rendirse frente a las dificultades. Con el tiempo, la Tierra se convirtió en un lugar lleno de felicidad, donde todos cuidaban del planeta y se ayudaban mutuamente.
Luna, Solcito y Estrellita se sentían orgullosos de haber creado algo tan hermoso e importante. Y así fue como Estrellita aprendió que aunque uno pueda sentirse solo al principio, siempre hay formas de hacer amigos y traer luz a la vida de los demás.
La amistad, el amor y la generosidad pueden convertir cualquier espacio oscuro en un lugar brillante lleno de magia.
Desde ese día, Estrellita siguió iluminando cada rincón de la Tierra, recordándonos que siempre hay una estrella en el cielo que nos cuida y nos guía en nuestro camino.
FIN.