La estrella que venció a los monstruos



Había una vez un niño llamado Tomás que le tenía mucho miedo a la oscuridad. Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, no podía conciliar el sueño si no había una luz encendida en su habitación.

Su mamá, preocupada por su bienestar, intentaba convencerlo de que no había nada que temer en la oscuridad. "Tomás, cariño, no tienes por qué tener miedo a la oscuridad.

Es solo tu imaginación jugándote una mala pasada", decía su mamá con ternura. Pero Tomás estaba convencido de que en la oscuridad se escondían monstruos y criaturas espeluznantes. Una noche, mientras Tomás intentaba dormir con su lámpara encendida, escuchó un ruido extraño proveniente del armario.

El corazón le latía tan rápido que casi podía oírlo en sus oídos. Con mucho temor, decidió enfrentar lo que sea que estuviera allí adentro. Con valentía y decidido a vencer sus miedos, Tomás abrió lentamente las puertas del armario y...

¡sorpresa! Se encontró con su gato Max acurrucado entre los abrigos. "¡Max! ¡Me asustaste!", exclamó aliviado Tomás mientras acariciaba al felino travieso. A partir de ese momento, Tomás comprendió que muchas veces nuestros mayores temores son solo producto de nuestra imaginación.

Decidió apagar la luz y enfrentarse a sus miedos para poder dormir tranquilamente sin necesitar ninguna lámpara encendida. Sin embargo, aunque ya no tenía miedo a la oscuridad, Tomás seguía teniendo problemas para dormir.

Esta vez, el problema era que siempre se despertaba con pesadillas. Una noche, mientras Tomás intentaba conciliar el sueño después de haber apagado la luz como un valiente, escuchó un ruido proveniente de su ventana.

Se levantó sigilosamente y fue a investigar qué estaba pasando. Cuando llegó a la ventana, vio algo increíble: una estrella fugaz surcando el cielo nocturno. La estrella parecía moverse en cámara lenta y dejaba un rastro brillante detrás de ella.

Tomás quedó maravillado por aquel espectáculo celestial y pensó que tal vez las estrellas podrían ayudarlo a tener dulces sueños. Decidió contarle su problema a una de ellas. "Estrella mágica, necesito tu ayuda.

Siempre tengo pesadillas y me despierto asustado", susurró Tomás con esperanza en su voz. La estrella parpadeó y comenzó a brillar más intensamente. De repente, el cuarto se llenó de una luz cálida y reconfortante.

A partir de esa noche, cada vez que Tomás tenía miedo o pesadillas, simplemente miraba hacia arriba y encontraba consuelo en las estrellas del cielo. Sabía que siempre estarían allí para protegerlo y guiarlo hacia sueños tranquilos.

Con el paso del tiempo, Tomás superó todos sus miedos gracias al coraje que había descubierto dentro de él y al poderoso resplandor de las estrellas amigas. Aprendió que los monstruos solo existen en su imaginación y que la oscuridad no es más que un lienzo en blanco para llenarlo de sueños maravillosos.

Y así, Tomás se convirtió en un niño valiente y soñador, capaz de enfrentar cualquier desafío con una sonrisa en su rostro. Desde entonces, cada noche antes de dormir, miraba las estrellas agradecido por todo lo que le habían enseñado.

Y colorín colorado, esta historia llena de valentía y amistad ha terminado.

FIN.

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