La estrella soñadora
Había una vez, en el lejano cielo estrellado de la Navidad, una pequeña estrella llamada Estrellita. Estaba ansiosa por brillar y ser parte de la decoración navideña en algún hogar.
Todos los años, las estrellas más grandes y brillantes eran elegidas para adornar los árboles de Navidad. Pero Estrellita era tan pequeña que siempre pasaba desapercibida. Esto la entristecía mucho.
Un día, mientras observaba cómo las demás estrellas se preparaban para su gran noche, Estrellita decidió que no podía rendirse. Su tamaño no definiría su capacidad para brillar y traer alegría a los corazones. Decidida a encontrar un lugar especial donde pudiera mostrar su luz, Estrellita comenzó a explorar el mundo terrenal.
Viajó por valles y montañas, buscando un hogar donde alguien apreciara su brillo único. En uno de sus viajes, llegó a un pequeño pueblo llamado Villa Navidad.
Allí encontró a una niña llamada Sofía quien estaba triste porque no tenía dinero para comprar adornos navideños para su árbol. Estrellita sintió compasión por Sofía y decidió ayudarla. Se posó sobre un hermoso abeto en el jardín de la casa de Sofía e iluminó todo el lugar con su resplandor mágico.
Sofía salió al jardín sorprendida por la maravillosa luz que emanaba del árbol. Cuando vio a Estrellita en lo alto del abeto, sus ojos se llenaron de asombro y felicidad. "¡Oh, Estrellita! Eres la estrella más hermosa que he visto.
Gracias por iluminar mi Navidad", exclamó Sofía con alegría. Estrellita se llenó de emoción al ver la felicidad en los ojos de Sofía.
Había encontrado su hogar y había cumplido su propósito: traer luz y alegría a alguien que lo necesitaba. A medida que pasaban los días, la noticia sobre el árbol mágico de Villa Navidad se esparció por todo el pueblo.
La gente venía de todas partes para admirar la belleza del árbol y sentir su calidez navideña. Estrellita se sentía orgullosa y feliz porque había logrado hacer una diferencia en la vida de las personas.
Aunque seguían eligiendo a las estrellas grandes para decorar los demás árboles, ella sabía que su brillo especial no tenía comparación. La Navidad llegó y el espíritu festivo inundó Villa Navidad. Las luces brillaron en cada rincón del pueblo, pero ninguna era tan especial como Estrellita en el árbol de Sofía.
En esa noche mágica, mientras todos celebraban junto al árbol, Estrellita sintió una energía única recorrerla. Se dio cuenta de que no importaba cuán pequeña fuera, su brillo podía iluminar corazones y llenarlos de esperanza.
Desde aquel día, Estrellita siguió brillando en el cielo nocturno durante todas las navidades. Siempre recordaba con cariño a Sofía y agradecida por haber encontrado un lugar donde realmente pertenecer.
Y así fue como una pequeña estrella de Navidad demostró que el tamaño no importa cuando se trata de brillar y hacer feliz a los demás.
FIN.