La estrella y la niña



En una pequeña casa de la playa vivía Lea, una niña curiosa y aventurera. En su habitación, había un árbol de Navidad decorado con luces brillantes y coloridas esferas.

Pero lo que más llamaba la atención de Lea era la punta del árbol, donde se encontraba una hermosa estrella dorada. Un día, mientras paseaba por la orilla del mar, Lea encontró una estrella de mar solitaria en la arena.

La estrella de mar parecía triste y le dijo a Lea: "Me encantaría llegar a la punta del árbol de Navidad, pero no puedo moverme tan rápido como tú". Lea se sintió muy conmovida por las palabras de la estrella de mar y decidió ayudarla.

Juntas comenzaron a planear cómo podrían lograrlo. Primero intentaron hacer que la estrella saltara desde un trampolín improvisado hecho con algas marinas, pero no tuvieron éxito.

Luego pensaron en construir un tobogán gigante para que pudiera deslizarse hasta arriba del árbol, pero tampoco funcionó. Pasaron los días y cada vez se les ocurrían ideas más locas y divertidas para ayudar a la estrella de mar.

Intentaron lanzarla usando una catapulta hecha con palos y hojas secas; incluso intentaron construir un cohete casero para llevarla hasta el cielo. Pero ninguna idea funcionaba, y aunque al principio se sentían frustradas por sus fracasos, nunca dejaban que eso las desanimara.

Un día mientras caminaban por el muelle cerca de su casa, vieron una grúa que estaba siendo utilizada para levantar pesadas cargas.

Lea tuvo una idea brillante y le dijo a la estrella de mar: "¡Ya sé cómo llevarte hasta la punta del árbol!"Lea corrió hacia el operador de la grúa y le explicó su plan. El amable operador se conmovió por la historia y accedió a ayudarlas.

Con mucho cuidado, el operador de la grúa levantó a la estrella de mar en un pequeño cubo y la llevó lentamente hasta lo alto del árbol de Navidad. Cuando finalmente llegaron a la punta, Lea saltaba emocionada mientras aplaudía. La estrella de mar estaba feliz más allá de las palabras.

Desde ahí arriba, podía ver todo el brillo y esplendor del árbol iluminado. Se sentía parte de algo especial, gracias al amor y perseverancia de Lea. A partir de ese día, Lea visitaba todos los días a su nueva amiga en lo alto del árbol.

Juntas compartían historias sobre sus aventuras en el océano y soñaban con nuevas formas creativas para disfrutar cada día.

Esta historia nos enseña que no importa cuán difícil parezca alcanzar nuestros sueños, siempre hay una forma si tenemos paciencia, perseverancia y contamos con amigos dispuestos a ayudarnos en el camino. Y así fue como una estrella de mar logró llegar a lo más alto del árbol navideño gracias al amor incondicional e ingenio de una niña llamada Lea.

FIN.

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