La Estrellita y la Gran Aventura
Había una vez, en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, una pequeña hormiguita que se llamaba Estrellita. Su nombre le venía porque, a diferencia de las demás hormigas que eran de color marrón, ella tenía un pequeño brillo especial en su caparazón, como si llevara una estrella en su espalda.
Una mañana, mientras recolectaba hojas para llevar a su colonia, Estrellita miró al cielo y vio un hermoso arcoíris.
"¡Qué hermoso!" - exclamó. "¡Voy a ver de dónde viene esa maravilla!"
A pesar de que las demás hormigas le dijeron que no fuera porque podría perderse o encontrarse con peligros, su curiosidad era más fuerte que el miedo.
"Pero, ¿y si encuentro algo impresionante?" - les respondió.
Así que, sin pensarlo dos veces, decidió emprender su aventura. Caminó, caminó, y mientras seguía el arcoíris, se encontró con un enorme charco de agua. Había una pequeña rana llamada Ramón, que cantaba alegremente.
"¡Hola, hormiguita brillante! ¿Adónde vas con tanta prisa?" - preguntó Ramón, curioso.
"Voy a seguir el arcoíris, quiero encontrar su final y descubrir qué hay allí. ¿Quieres acompañarme?" - dijo Estrellita con entusiasmo.
"¡Claro! Siempre es mejor explorar en compañía" - respondió Ramón, saltando hacia ella.
Siguieron su camino y pronto llegaron a un prado lleno de flores. Allí, conocieron a una mariposa llamada Lucía.
"¿Adónde van ustedes dos?" - preguntó Lucía, revoloteando alrededor de ellos.
Estrellita le contó sobre su aventura y Lucía, emocionada, decidió unirse.
A medida que avanzaban, el clima comenzó a cambiar. Se nubló y empezó a llover. Estrellita, Ramón y Lucía se refugiaron bajo una gran hoja, pero el viento sopló tan fuerte que los separó.
"¡Estrellita!" - gritó Ramón.
"¡Lucía!" - clamó Estrellita.
Cada uno se encontró a sí mismo en una situación desconocida. Estrellita, al verse sola, sintió miedo.
"No puedo continuar si no estoy con mis amigos" - murmuró.
Sin embargo, recordó el brillo especial que tenía en su caparazón. "Tal vez usaré este brillo para encontrar el camino" - pensó.
Así que avanzó, dejando un pequeño rastro de luz que podía seguir. Al poco tiempo, encontró a Ramón atrapado en un pequeño arbusto.
"¡Ramón! ¿Estás bien?" - preguntó preocupada.
"¡Estrellita! Ayúdame, no puedo salir" - respondió Ramón.
Sin pensarlo dos veces, Estrellita usó su fuerza y logró liberar a su amigo.
"¡Gracias! No sé qué hubiera hecho sin ti" - dijo Ramón, agradecido.
Continuaron su camino y, de repente, vieron a Lucía atrapada, siendo empujada por el viento.
"¡Lucía! ¡Te ayudamos!" - gritaron al unísono.
Estrellita brilló intensamente y, al ver el destello, Lucía pudo guiarse hacia ellos. Juntos formaron un plan para que Lucía pudiera aterrizar de manera segura. Al final, lograron rescatarla.
"¡Qué gran equipo somos!" - festejó Estrellita, aliviada.
Después de un tiempo, la tormenta se calmó. Siguiendo el rayo de luz que Estrellita había creado, encontraron el final del arcoíris. Pero en vez de hallar un cofre lleno de oro, encontraron un bosque lleno de vida. Había árboles enormes, flores brillantes y melodías de diferentes animales.
"Miren, ¡este lugar es mágico!" - exclamó Lucía.
"La verdadera riqueza no son tesoros, sino la amistad y las aventuras que compartimos" - reflexionó Estrellita, mirando a sus amigos.
Y así, ese día aprendieron que a veces el verdadero viaje es lo que aprendes en el camino y la compañía que tienes. Regresaron a su hogar, felices y emocionados por la aventura que vivieron juntos. Desde entonces, siempre recordaron que la amistad es lo más valioso que se puede encontrar en cualquier ruta.
Y así, la pequeña hormiguita, con su brillo especial, se convirtió en la hormiga más querida de la colonia, no solo por su luz, sino también por su valentía y su gran corazón.
FIN.