La Excursión Mágica de la Escuela de Español
Era un hermoso día soleado en la ciudad. Los estudiantes de la clase de español de la Escuela Primaria Árbol Dorado estaban emocionados porque iba a haber una excursión. La maestra, la señorita Sofía, les había prometido que sería una aventura inolvidable.
- '¡Chicos! ¡Nos vamos al Bosque Maravilloso!' - anunció la señorita Sofía mientras sonreía. - 'Ahí aprenderemos sobre las diferentes plantas y animales, y hasta haremos una búsqueda del tesoro.'
Los niños gritaron de alegría, pero se sorprendieron cuando la maestra agregó: - 'Además, el bosque tiene una fama especial; ¡se dice que está lleno de criaturas mágicas!'
Los estudiantes subieron al ómnibus y, tras un trayecto divertido lleno de risas y canciones, finalmente llegaron al Bosque Maravilloso. Al bajarse, un espectáculo de colores los recibió: flores brillantes, árboles altísimos y el canto de las aves.
- '¡Miren eso!' - gritó Mateo, apuntando hacia un árbol de mil colores. - '¿Puede un árbol ser tan hermoso?'
La señorita Sofía sonrió. - 'En este bosque todo es posible, chicos. Sean perseverantes, y sigan las pistas para encontrar el tesoro. ¡Comencemos!'
Iniciaron la búsqueda del tesoro siguiendo un mapa que la maestra les entregó. En él, estaban marcados lugares donde debían detenerse y aprender. Al llegar a un judío árbol que parecía hablar, un pequeño grupo se acercó.
- '¿Cómo te llamas, árbol?' - preguntó Valentina, sorprendida.
- 'Soy el Árbol Sabio. Estoy aquí para comunicar lo que el bosque necesita.' - respondió el árbol con un eco profundo. - '¿Sabían que eso que ven ahí es un arbusto de moras encantadas? ¡Ayuda a todas las criaturas del bosque!'
- '¡Guau!' - dijo Juan, emocionado. - 'Debemos cuidar todo esto para que siga encantado.'
Siguieron su camino y encontraron más maravillas. Descubrieron un arroyo donde peces de colores nadaban felices. Sin embargo, al poco tiempo, comenzaron a notar que el agua se tornaba menos transparente. Cuando se acercaron, el árbol sabio los había seguido.
- 'Hay un problema aquí... algunas personas han comenzado a arrojar basura. Deben ayudarme a salvar este lugar. ¿Qué pueden hacer?' - les preguntó, preocupado.
Valentina, siempre soñadora, propuso una idea. - '¡Podemos hacer carteles para educar a la gente sobre la importancia de cuidar la naturaleza!'
Así fue como los niños tomaron hojas del pueblo y con lápices de colores, comenzaron a crear sus carteles. Mientras tanto, otros niños del grupo llenaron bolsas con basura que encontraban por el suelo.
El tiempo volaba, y pronto quedó claro que la decisión de los niños estaba haciendo una diferencia. El árbol sabio se llenó de energía.
- 'Gracias, pequeños grandes guardianes de la naturaleza. ¡Han salvado el bosque de su tristeza!' - exclamó con felicidad.
Con el trabajo absolutamente terminado, decidieron seguir la búsqueda del tesoro. Finalmente, llegaron al último destino, donde una gran piedra cubría lo que parecía un cofre.
- '¿Qué habrá dentro?' - preguntó Mateo.
Con un empujón conjunto, movieron la piedra y abrieron el cofre. Para su sorpresa, no había oro ni joyas, sino semillas y libros sobre la naturaleza.
- '¡Esto es increíble!' - exclamó Juan. - '¡Podemos plantar estas semillas en nuestro jardín y aprender más sobre cómo cuidar el mundo que nos rodea!'
El Árbol Sabio se acercó nuevamente y dijo: - 'Guardaran el tesoro en sus corazones, porque el conocimiento y el cuidado por la naturaleza son lo más valioso que pueden tener.'
Contentos con su descubrimiento, los niños regresaron al colegio. En el camino, hablaron sobre cómo compartir lo aprendido con sus familias y amigos.
Y así, aunque había terminado la excursión, su aventura había comenzado. Cada uno se comprometió a ser un guardián del bosque, a proteger su hogar y el de todos los seres maravillosos que habitaban en él. La excursión mágica no solo les ofreció experiencias fantásticas, sino también un propósito que llevarían consigo para siempre.
FIN.