La Familia de Abejas Felices



En un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, vivía una familia de abejas muy felices. La reina Mariposa, su esposo Zumbido y sus tres pequeños abejorros: Brillo, Mielita y Pétalo, pasaban sus días trabajando juntos y disfrutando de la vida. Desde que las abejas llegaban al jardín cada mañana, el canto de los pájaros y el murmullo del viento se entrelazaban con el zumbido de su vuelo.

- ¡Buenos días, familia! - zumbó la reina Mariposa cuando el sol comenzó a asomarse.

- ¡Buenos días, mami! - respondieron los pequeños, llenos de energía.

Cada día, la familia recolectaba néctar y polen de las flores. Sin embargo, lo que más disfrutaban era contar historias mientras trabajaban.

- ¿Se acuerdan de la vez que volamos hasta el lago y conocimos a la mariposa arcoíris? - preguntó Brillo, con los ojos brillando de emoción.

- ¡Sí! - exclamó Pétalo. - Nos mostró cómo bailar entre las flores.

- ¿Y cómo sabía ella tantos pasos? - rió Mielita.

Mientras jugaban y recolectaban néctar, de repente, llegó una nube oscura a cubrir el sol.

- ¡Oh, no! - exclamó Zumbido, mirando hacia arriba. - ¿Qué está pasando?

- ¡Es una tormenta! - gritó Mariposa. - Volvamos a la colmena rápidamente.

La familia de abejas voló con todas sus fuerzas hacia su hogar, pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que la tormenta había dañado muchas flores.

- ¡Las pobres flores! - lamentó Mielita. - No tendrán néctar para nosotras.

- No podemos dejar que se sientan solas, tenemos que ayudar. - propuso Pétalo.

Pero Mariposa y Zumbido estaban preocupados por la escasez de comida.

- Tengo una idea - dijo Zumbido. - ¿Y si pedimos ayuda a los insectos del jardín?

Las pequeñas abejas se miraron con curiosidad.

- ¿Crees que nos ayudarán? - cuestionó Brillo.

- ¡Claro! - respondió la reina. - Todo el mundo se lleva bien cuando se trabaja en equipo.

Así que, juntos, la familia de abejas decidió ir a hablar con los otros insectos. En el camino, encontraron a Don Escarabajo.

- ¡Hola, Don Escarabajo! - saludó Mariposa. - Nos gustaría pedirte ayuda.

- ¿Qué necesitan? - preguntó el escarabajo intrigado.

- La tormenta dañó muchas flores, pero queremos ayudar a que crezcan de nuevo. - dijo Mielita con determinación.

- ¡Eso es un gran trabajo! - contestó el escarabajo, sorprendido. - Pero necesito un equipo. Traeré a mis amigos, los hormigas, y juntos ayudaremos a plantar nuevas flores.

Los abejorros estaban emocionados.

- ¡Gracias, Don Escarabajo! - gritaron todos.

Siguieron buscando ayuda y visitaron a la Mariposa Arcoíris, que se unió volando con ellas.

- ¡Yo puedo ayudar a traer nuevas semillas! - exclamó la Mariposa Arcoíris.

Entonces, poco a poco, un grupo de insectos y animales comenzó a reunirse. Entre ellos estaban la mariquita, el caracol y varias hormigas. Todos aportaron algo especial.

- Juntos podremos resplantar el jardín y hacerlo aún más hermoso. - dijo la reina Mariposa, emocionada por tanto amor y colaboración.

Trabajaron durante días, con los abejorros recolectando néctar para alimentarse y las hormigas trayendo semillas y tierra.

Finalmente, comenzaron a ver los resultados de su esfuerzo conjunto. Las flores comenzaban a brotar una vez más, llenando el jardín con colores vibrantes y un dulce aroma.

- ¡Miren cómo crecen! - gritó Brillo, saltando de alegría y compartiendo el néctar con sus nuevos amigos.

- ¡El jardín está más hermoso que nunca! - agregó Mielita.

La reina Mariposa observó todo esto con alegría.

- Verán, mis pequeños. Cuando trabajamos juntos y nos ayudamos unos a otros, ¡podemos lograr cosas increíbles! - dijo con una sonrisa.

A partir de ese día, la familia de abejas y sus amigos insectos se reunían cada semana para cuidarse y seguir embelleciendo el jardín. Desde aquellas experiencias difíciles, aprendieron que ayudar a los demás no solo mejora el entorno, sino que también fortalece los lazos de amistad y felicidad.

- ¡Las abejas felizmente nunca dejan de zumbir! - cantaron juntos al final del día mientras el sol se ponía en el horizonte.

FIN.

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