La familia de la luna
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, vivían dos hermanos llamados Mateo y Martina. Eran muy curiosos y siempre buscaban nuevas aventuras para divertirse.
Una noche, mientras paseaban por el bosque, Mateo y Martina se encontraron con la luna brillando intensamente en el cielo. Quedaron maravillados por su belleza y decidieron seguirla hasta donde los llevara. Caminaron durante horas hasta que llegaron a una casa abandonada en medio del bosque.
La luna parecía guiarlos hacia ese lugar misterioso. Sin pensarlo dos veces, los niños entraron a la casa. Dentro de la casa, Mateo y Martina descubrieron que no estaban solos. Dos monstruos amigables vivían allí: Moni y Maxi.
Aunque al principio los niños se asustaron un poco, pronto se dieron cuenta de que Moni y Maxi eran criaturas muy especiales. Moni era alto y delgado, con grandes ojos verdes brillantes como esmeraldas.
Maxi, en cambio, era bajo y regordete, con dientes afilados pero sonrisa amable. Los monstruos les contaron a los niños cómo habían sido rechazados por los demás debido a su apariencia diferente.
Mateo y Martina sintieron empatía por ellos e hicieron todo lo posible para hacerlos sentir bienvenidos. Juntos pasaron días explorando el bosque encantado lleno de árboles gigantes y animales curiosos. Un día, mientras caminaban cerca de un río cristalino, escucharon llantos provenientes de un arbusto.
Los niños y los monstruos se acercaron con cautela y encontraron a una pequeña criatura atrapada entre las ramas espinosas. Era una linda hada llamada Luna, que había perdido su camino.
Mateo y Martina la ayudaron a liberarse y le ofrecieron quedarse en la casa abandonada junto a ellos. Luna aceptó encantada la amabilidad de los niños y los monstruos. Juntos, formaron una familia muy especial donde cada uno tenía su lugar único.
Los días pasaban felices y llenos de aventuras para Mateo, Martina, Moni, Maxi y Luna. Descubrieron tesoros escondidos en el bosque, ayudaron a animales necesitados y aprendieron muchas cosas nuevas sobre el mundo que los rodeaba.
Los niños también enseñaron a Moni, Maxi y Luna sobre el valor de la amistad verdadera y cómo ser aceptado tal como eres. A medida que pasaba el tiempo, los monstruos comenzaron a sentirse más seguros de sí mismos gracias al amor incondicional que recibían de sus nuevos amigos.
Un día, mientras contemplaban juntos el atardecer desde lo alto de una colina cercana al bosque, decidieron hacer algo especial para devolverle al mundo todo lo bueno que habían experimentado.
Decidieron abrir las puertas de su casa abandonada para recibir a otros seres solitarios en busca de amistad. Y así fue como Mateo, Martina, Moni, Maxi y Luna crearon un refugio mágico donde todos eran bienvenidos sin importar cómo se vieran o quiénes fueran.
Su hogar se convirtió en un lugar lleno de risas, juegos y amor. La historia de estos cinco amigos inspiró a muchas personas del pueblo a abrir sus corazones y aceptar a todos los que eran diferentes.
El bosque se convirtió en un lugar feliz y todos vivieron juntos en armonía. Y así, gracias a la amistad y al amor incondicional, Mateo, Martina, Moni, Maxi y Luna demostraron que no importa cómo seas por fuera, lo que realmente importa es el corazón que llevas dentro.
Y juntos vivieron felices para siempre.
FIN.