La familia de la puerta secreta
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Calabaza, una casa muy peculiar.
Esta casa se llamaba "Casa Calavaza" y estaba habitada por tres amigos igualmente peculiares: Moustro, el monstruo de peluche; Fantasma, el fantasma amigable; y Vanpiro, el vampiro vegetariano. Cada uno de ellos tenía su propia historia y personalidad única. Moustro era un monstruo gigante con ojos saltones y colmillos afilados, pero en realidad era muy tierno y le encantaba jugar a las escondidas.
Fantasma era un espíritu travieso que podía deslizarse a través de las paredes sin ser visto. Aunque le gustaba asustar a la gente de vez en cuando, siempre lo hacía con buenas intenciones.
Y luego estaba Vanpiro, quien dejó de beber sangre hace mucho tiempo y ahora solo se alimentaba de frutas y verduras.
Un día soleado, mientras los tres amigos estaban sentados en el jardín jugando al ajedrez imaginario (ya que ninguno sabía realmente cómo jugar), escucharon un ruido extraño proveniente del interior de Casa Calavaza. - ¿Escucharon eso? -preguntó Moustro con curiosidad. - Sí... Parece que viene del sótano -respondió Fantasma.
Sin pensarlo dos veces, los tres amigos entraron corriendo a la casa para descubrir qué estaba pasando. Al llegar al sótano, encontraron una puerta secreta que nunca antes habían notado. - ¡Miren! ¡Una puerta misteriosa! -exclamó emocionado Vanpiro.
Decididos a descubrir qué había detrás de esa puerta, abrieron con cuidado y se encontraron con un pasadizo oscuro que los llevó a una sala llena de tesoros antiguos y polvorientos. - ¡Increíble! ¡Somos ricos! -gritó Moustro emocionado mientras sostenía una antigua corona dorada.
Pero su alegría se desvaneció rápidamente cuando escucharon un ruido proveniente de la esquina de la habitación. Allí se encontraba el dueño de los tesoros, Don Calavera, el anciano propietario original de Casa Calavaza. Parecía enojado y amenazador.
- ¿Qué están haciendo en mi tesoro? ¡Fuera de aquí! -gritó Don Calavera con voz grave. Los tres amigos se disculparon rápidamente y explicaron que no tenían intención de robar nada, solo querían explorar la casa.
Don Calavera, al ver que eran sinceros y no tenían malas intenciones, decidió darles una oportunidad. - Bueno -dijo Don Calavera-, si prometen ayudarme a limpiar esta casa vieja y abandonada, podrán seguir viviendo aquí como mis inquilinos. Además, les enseñaré todo lo que sé sobre estos tesoros antiguos.
Moustro, Fantasma y Vanpiro aceptaron encantados la oferta. Juntos trabajaron duro para limpiar cada rincón del hogar y aprendieron muchas cosas interesantes sobre la historia del pueblo Villa Calabaza.
Descubrieron que Don Calavera era un arqueólogo retirado y que todos los tesoros eran hallazgos valiosos de sus viajes. Con el tiempo, Casa Calavaza se convirtió en un lugar lleno de vida y color. Los amigos organizaron una feria para mostrar los tesoros al pueblo y recaudar fondos para restaurar la casa.
Pronto, Villa Calabaza se convirtió en un destino turístico popular. Moustro, Fantasma y Vanpiro se dieron cuenta de que no solo habían encontrado un hogar, sino también una familia.
Juntos aprendieron sobre la importancia del trabajo en equipo, la amistad y la importancia de dar segundas oportunidades. Y así, Casa Calavaza se convirtió en el hogar más especial del pueblo, donde monstruos gigantes, fantasmas juguetones y vampiros vegetarianos vivían felices para siempre.
FIN.