La familia de las montañas



Había una vez una familia que vivía en las montañas de la Patagonia. La familia de los Pérez era muy unida, pero últimamente estaban pasando por momentos difíciles. El padre, don Juan, trabajaba en el bosque cortando árboles, pero los precios bajos y la competencia hacían que sus ingresos fueran escasos. La madre, doña María, cuidaba de la casa y de sus tres hijos: Juanito, Marta y Pepe. A medida que los días pasaban, la situación económica empeoraba y la tristeza invadía la casa. Un día, cansado de ver a su familia sufrir, don Juan reunió a todos en la sala.

- Escúchenme, familia -dijo don Juan con determinación-. Sé que las cosas no están fáciles, pero juntos encontraremos una solución. No podemos rendirnos ante las dificultades.

Los niños escuchaban atentos las palabras de su padre, pero aún no entendían qué podían hacer para cambiar la situación. Entonces, don Juan tuvo una idea.

- Vamos a ir a la montaña más alta mañana, donde encontraremos algo que nos ayudará a salir adelante -anunció don Juan con misterio.

La familia se preguntaba qué podía encontrar su padre allí, pero confiaban en él y se prepararon para la excursión. Al día siguiente, recorrieron el sendero que los llevó a la cima. Ante ellos se extendía un paisaje imponente, pero no encontraron nada que pudiera ayudarlos. Justo cuando estaban a punto de regresar, Juanito avistó algo brillante entre las rocas. Era una bella piedra azul con destellos plateados.

- ¡Miren lo que encontré! -exclamó Juanito emocionado.

La familia observó maravillada la piedra, sin saber que aquel hallazgo cambiaría sus vidas. Don Juan recordó que la piedra era una piedra de luz, conocida por su rareza y su gran valor. Decidieron llevarla al pueblo para venderla y así obtener el dinero que tanto necesitaban. La noticia de la piedra de luz se extendió rápidamente por el pueblo y pronto llegaron compradores dispuestos a pagar una buena suma por ella. La familia de los Pérez vendió la piedra y con el dinero lograron salir adelante.

Desde ese día, la familia supo que, aunque enfrentaran momentos difíciles, siempre podrían encontrar una solución si permanecían unidos y no se rendían ante las adversidades.

FIN.

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