La Familia del 30



Un hermoso día en el barrio de Númeropolis, la familia del 20 estaba a punto de mudarse. La familia del 20 consistía en el papá Venti, la mamá Ventina, y sus hijos, Ventito y Ventus. Cada uno de ellos llevaba el número 20 en su corazón, y siempre compartían momentos alegres con sus vecinos.

La noticia de su mudanza dejó a todos un poco tristes, porque la familia del 20 había sido una gran compañera para todos.

"¿Por qué tienen que mudarse?" - preguntó la abuela Cien, con un suspiro.

"Nos vamos a un lugar donde todo es un poquito diferente, pero siempre los llevaremos en nuestros corazones", - respondió Venti, sonriendo con nostalgia.

"Nunca olvidaremos las fiestas que hacíamos y cómo juntos aprendimos a contar hasta 20", - agregó Ventito, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Con un último abrazo y muchos recuerdos compartidos, la familia del 20 partió. En su lugar, pronto llegaría la familia del 30. Todos estaban emocionados y curiosos por conocerlos.

Unos días después, la familia del 30 llegó a Númeropolis. La familia estava compuesta por el papá Treinta, la mamá Treintina, y sus hijos Treintito y Treintus. Eran un poco diferentes, llenos de energía y entusiasmo por iniciar esta nueva etapa.

"¡Hola a todos!" - saludó Treinta, con una gran sonrisa. "Nosotros venimos a compartir nuevas aventuras y también a aprender. ¿Quién quiere ser nuestro amigo?"

Los nuevos vecinos estaban un poco nerviosos, pero decidieron darles una oportunidad. Esa tarde, organizaron una gran fiesta de bienvenida en el parque. Para sorpresa de todos, Treintina y los niños de la familia del 30 trajeron muchos juegos y actividades.

"¡Miren, tenemos un juego nuevo llamado 'Contemos hasta 30'!" - gritó Treintito emocionado, mientras sacaba un gran tablero lleno de colores.

Pronto, los niños de todas partes del barrio se unieron para jugar. El juego consistía en contar en voz alta y hacer actividades cada vez que alcanzaban un número múltiplo de 5.

"Yo empiezo, ¡Uno, Dos, Tres!" - empezó Ventus.

"¡Cuatro, Cinco! Ahora todos a dar una vuelta!" - exclamó Treintito, mientras todos giraban alegres.

Y así, mis pequeños amigos, el juego continuó. La diversión era contagiosa, y en poco tiempo, todos se olvidaron de la tristeza por la partida de la familia del 20.

"Me encanta conocer a nuevos amigos y aprender juntos" - dijo Ventito a su nuevo amigo Treintus, mientras corrían.

A medida que pasaban los días, la familia del 30 comenzó a integrarse más y más en la comunidad. Pero, un día, algo inesperado sucedió. Alguien se dio cuenta de que algunos juegos antiguos de la familia del 20 habían desaparecido.

"Esos son los juegos que tenían los 20, ¿dónde estarán?" - preguntó Ventus intranquilo.

"Podríamos preguntarle a la familia del 30, tal vez ellos saben algo," - sugirió Ventito.

Decidieron acercarse a ellos y preguntarles. Casualmente, la familia del 30 había encontrado uno de esos juegos en un rincón del parque.

"¡Lo tenemos!" - exclamó Treintina, sosteniendo un juego de contar. "Vimos que estaba abandonado y decidimos cuidar de él hasta que lo reclame su dueño."

La familia del 30 entendía el valor que esos juegos habían tenido para la familia del 20 y se ofrecieron a arreglar los juegos antiguos y hacer una gran exhibición para que todos en el barrio pudieran disfrutar de ellos juntos.

Esa tarde, se organizó un evento especial, donde la familia del 20, que había regresado un día para visitar, se unió a sus nuevos vecinos y a toda la comunidad para festejar el reencuentro. Todos jugaron juntos, mezclando los juegos viejos y nuevos, aprendiendo de las diferencias de cada familia.

"¡Es maravilloso ver cómo se unen los dos grupos!" - dijo Venti, mirando a su familia jugar con la nueva.

"Así es, ¡más números, más amigos y más diversión!" - contestó Treinta, sonriendo mientras levantaba su copa de jugo.

Desde ese día, Númeropolis aprendió que, aunque las familias puedan ser diferentes y venir de lugares distintos, siempre hay oportunidad para hacer nuevos amigos, compartir aprendizajes y hacer que la comunidad sea más fuerte y unida.

Y así, la familia del 30 no solo ocupó el lugar de la familia del 20, sino que se convirtió en parte de la historia de Númeropolis, donde la suma de las diferencias siempre da como resultado algo maravilloso.

FIN.

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