La familia del arcoíris
En una ciudad muy colorida, vivía una familia muy especial. Estaba compuesta por mamá Sol, papá Luna, y sus tres hijos: Estrella, Lucas y Luna. La familia del arcoíris, como les gustaba llamarse, se caracterizaba por ser muy unida y respetuosa de las diferencias.
Un día, mamá Sol y papá Luna decidieron que era momento de construir normas y límites como parte de su convivencia familiar. Se sentaron con sus tres hijos alrededor de la mesa para conversar al respecto.
"Familia del arcoíris, escuchemos atentamente", comenzó papá Luna. "Todos debemos respetar y cuidar de nuestros espacios, tanto en casa como en el colegio. También es importante que nos escuchemos y nos tratemos con amabilidad. ¿Qué les parece si entre todos construimos nuestras normas familiares?"
Los tres hijos asintieron emocionados. Estrella propuso que cada uno tuviera un día a la semana para escoger la cena, y los demás debían respetar esa elección. Lucas sugirió que todos participaran en las tareas del hogar de forma equitativa, sin importar el género. Y Luna expresó la importancia de respetar los espacios personales de cada miembro de la familia.
Con estas normas acordadas, la familia del arcoíris vivía en armonía. Un día, mientras Estrella jugaba al fútbol con sus amigos, escuchó a alguien decir que el fútbol era solo para los niños y que ella debería estar jugando a las muñecas. Estrella recordó las normas de su familia y decidió ignorar esos comentarios, recordando que no existen actividades exclusivas para un género.
Por otro lado, Lucas decidió inscribirse en un taller de danza, algo que le apasionaba, a pesar de que algunos amigos le dijeron que eso era solo para niñas. Lucía, una niña de su clase, lo invitó a ser su pareja en una presentación, demostrando que en la danza lo importante es la creatividad y el trabajo en equipo, más allá del género.
Un día, la familia del arcoíris decidió construir una casa en el bosque, donde podrían pasar sus fines de semana. Trabajaron juntos, cada uno aportando sus habilidades, sin limitarse por estereotipos de género. Todos colaboraron en la construcción, desde Estrella utilizando sus habilidades para el diseño, hasta Lucas ayudando con la carpintería. Luna se encargó de plantar un jardín alrededor de la casa, mientras mamá Sol y papá Luna supervisaban y brindaban su apoyo.
La familia del arcoíris demostró que al construir normas y límites, sin estereotipos culturales de género, podían lograr grandes cosas juntos. Se respetaban, se escuchaban y se apoyaban mutuamente, celebrando sus diferencias y talentos. Y así, vivieron felices, construyendo un mundo donde el respeto y la igualdad reinaban en armonía.
FIN.