La familia Rojo y la alegría perdida


Había una vez en el Campo de la Felicidad, una familia de monstruos muy especial llamada los Rojo. Estaban compuestos por Papá Rojo, Mamá Roja y sus dos hijos pequeños, Monstruito y Monstruita.

Los Rojo vivían en una casita colorida hecha con materiales reciclados que ellos mismos habían construido. Tenían un jardín lleno de flores y árboles frutales donde jugaban todos los días. Eran muy felices y siempre se cuidaban unos a otros.

Un día soleado, mientras estaban disfrutando del campo, encontraron a un extraño monstruo solitario llamado Tristeza. Tristeza era gris y tenía una expresión triste en su rostro. Los Rojo se acercaron con curiosidad para ver si podían ayudarlo.

"Hola, ¿estás bien?" preguntó Papá Rojo amablemente. "No me siento bien", respondió Tristeza con voz apagada. "¿Qué te pasa?", preguntó Mamá Roja preocupada. Tristeza les contó que no tenía amigos ni familia y siempre se sentía solo.

La Familia Rojo decidió invitar a Tristeza a su casa para compartir tiempo juntos. Le enseñaron cómo cultivar plantas en el jardín y cómo hacer manualidades divertidas con materiales reciclados. Poco a poco, Tristeza comenzó a sonreír más y más cada día.

Un día, mientras estaban jugando al escondite en el bosque cercano, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto. Se acercaron sigilosamente para descubrir qué lo causaba y encontraron a un pequeño monstruito llamado Enfado.

Tenía el pelo rojo y una cara muy enfadada. "¿Qué te pasa, amiguito?", preguntó Monstruita con ternura. Enfado les contó que siempre se enojaba por cosas pequeñas y no podía controlar su temperamento.

Los Rojo le explicaron que todos sentimos enojo a veces, pero es importante aprender a manejarlo de manera saludable. La Familia Rojo invitó a Enfado a jugar con ellos y le enseñaron técnicas para calmarse cuando se sentía enojado.

Juntos construyeron un circuito de carreras para sus autos de juguete y compitieron entre risas y diversión. Un día, mientras estaban preparando una deliciosa cena juntos, escucharon un llanto proveniente del árbol cercano. Se acercaron rápidamente y encontraron al último miembro perdido de la familia: Alegría.

Alegría era un monstruito verde brillante con ojos chispeantes llenos de lágrimas. "¡Oh no! ¿Por qué estás llorando?" exclamó Monstruito preocupado.

Alegría les contó que había perdido su camino mientras buscaba su hogar y ahora se sentía triste por estar sola. Los Rojo abrazaron a Alegría y le dijeron que nunca más estarían solos porque ahora eran una gran familia. Juntos, los Rojo ayudaron a Alegría a encontrar su camino hacia el Campo de la Felicidad.

Celebraron con una gran fiesta rodeados de amigos nuevos que habían conocido en el camino. Ahora todos los monstruitos vivían felices y en armonía, aprendiendo unos de otros y creciendo juntos como una gran familia.

Y así, la Familia Rojo demostró que el amor, la amistad y la solidaridad pueden convertir cualquier tristeza en alegría. Juntos aprendieron a enfrentar los desafíos de la vida y descubrieron que siempre hay espacio para más amor en sus corazones.

Dirección del Cuentito copiada!