La Familia Sin Normas



Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, una familia que vivía en una casa amarilla. La familia López estaba compuesta por mamá Lía, papá Pedro, y sus dos hijos, Sofía y Tomi. Aunque eran muy felices, había un pequeño gran problema: ¡no tenían normas para convivir en armonía!

Un día, Sofía decidió que era hora de jugar con sus muñecas y le gritó a su hermano Tomi:

"¡Tomi! Ven a jugar con mis muñecas. ¡Son muy divertidas!"

Pero Tomi estaba muy concentrado mirando un dibujo animado en la televisión.

"No, Sofí, estoy viendo mi programa favorito. ¡Ya voy a jugar después!"

Sofía, frustrada, decidió jugar sola. Mientras tanto, papá Pedro se sentó a leer el diario en la mesa del comedor, y mamá Lía trató de cocinar, pero no sabía si podría concentrarse porque Tomi estaba gritando por el televisor y Sofía lloraba en su rincón.

Ese día, todo era un caos. La comida se quemó porque mamá Lía estaba distraída tratando de calmar a los niños.

"¡Esto no puede ser!" - exclamó mamá Lía, mientras se le salían los ingredientes de la olla.

"¡Es imposible cocinar aquí! ¡Nadie me ayuda!"

Entonces, papá Pedro, al ver lo que pasaba, les propuso a sus hijos una idea.

"¿Qué les parece si organizamos una reunión familiar para crear algunas normas? Así podemos vivir en armonía y ayudarnos todos juntos."

Sofía y Tomi se miraron intrigados y asintieron.

"¡Sí! ¡Buena idea papá!" - dijo Sofía mientras secaba sus lágrimas.

"¡Yo también quiero!" - agregó Tomi emocionado.

Esa misma noche, la familia se sentó en la sala y comenzaron a hablar sobre las normas.

"Primero, necesitamos una norma para no pelear por los juguetes," propuso Sofía.

"¡Sí! Y también para que cada uno tenga su tiempo de ver la tele sin que el otro moleste," añadió Tomi.

Después de una larga charla, lograron hacer una lista de normas:

1. Cada uno tiene derecho a jugar con sus juguetes sin que el otro se enoje.

2. Se pueden ver los dibujos animados en turnos.

3. Ayudarse en casa con diferentes tareas.

4. Pasar tiempo juntos una vez por semana para hacer algo divertido.

Con sus nuevas normas, la familia López notó que las cosas empezaron a cambiar. El día siguiente, Sofía jugó con sus muñecas y le dijo a Tomi:

"Yo te dejo jugar con el cochecito si vos me dejás jugar con la muñeca!"

"¡Trato hecho!" - respondió Tomi, sonriendo.

Así, poco a poco, mamá Lía pudo cocinar sin problemas porque todos ayudaban.

"¡Esto es mucho mejor!" - decía feliz mientras sacaba la comida del horno.

"Estamos colaborando, ¡hay que celebrarlo!"

Y en una de esas noches, mientras compartían una rica cena, Sofía levantó su vaso y dijo:

"¡Brindemos por nuestra familia y nuestras normas!"

Todos rieron y brindaron.

"¡Por la familia!" - gritaron a la vez.

Así, la familia López aprendió que un poco de orden y comunicación les ayudó a vivir en armonía y disfrutar de la vida juntos. Aunque algunas veces se olvidaban de alguna norma, siempre se podían sentar y resolver las cosas hablando.

Desde ese día, la casa amarilla se llenó de risas, juegos y sobre todo ¡mucha alegría! Y así, Sofía y Tomi aprendieron que las normas no son solo reglas, sino herramientas para que todos en la familia puedan ser felices juntos.

FIN.

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