La familia unida frente al lobo


Había una vez, en un hermoso valle rodeado de montañas, una familia de cabritos muy alegres y juguetones. Mamá Cabra cuidaba con mucho amor a sus tres pequeños: Tito, Lola y Pepe.

Un día soleado, mientras los cabritos jugaban en el prado cerca del río, un lobo astuto llamado Don Lupito acechaba desde el bosque. Su estómago gruñía de hambre y veía a los tiernos cabritos como su próximo festín.

Don Lupito se acercó sigilosamente hacia ellos, pero justo cuando estaba por atacarlos, Mamá Cabra escuchó un ruido extraño y se dio cuenta del peligro que acechaba a sus hijos.

Mamá Cabra corrió hacia ellos y les dijo con voz firme: "¡Rápido chicos! ¡Suban al árbol más alto!"Los cabritos obedecieron de inmediato y subieron al árbol más alto que encontraron. Desde allí podían ver cómo Don Lupito quedaba frustrado al no poder alcanzarlos.

El lobo miró con rabia a los cabritos desde abajo y les gritó: "¡Ya verán! ¡Tararearé tan fuerte que este árbol se sacudirá hasta hacerlos caer!"Pero Mamá Cabra no se dejó intimidar por las palabras del lobo. Ella sabía que tenía que proteger a sus hijos a toda costa.

"Lobo malvado", le respondió ella con valentía. "Nuestro amor es más fuerte que tus amenazas. Jamás podrás separarnos". Don Lupito enfureció aún más ante la respuesta de Mamá Cabra y decidió buscar una manera de derribar el árbol.

Se acercó a los arbustos cercanos y encontró un enjambre de abejas.

El lobo, con una sonrisa malvada, les dijo: "¡Amigas abejitas! ¿Podrían ayudarme a derribar este árbol para que pueda comerme a esos cabritos?"Las abejas, al escuchar las palabras del lobo, se sintieron indignadas por su maldad y decidieron hacerle frente. En vez de atacar a los cabritos, volaron hacia Don Lupito y lo picaron sin piedad.

El lobo salió corriendo del lugar gritando de dolor mientras las abejas lo perseguían. Los cabritos observaban todo desde el árbol y no podían creer lo valientes que eran esas pequeñas criaturas.

Mamá Cabra bajó del árbol junto con sus hijos y se acercaron al río para calmar sus corazones agitados después del susto. Mientras bebían agua fresca, Mamá Cabra les dijo:"Mis queridos hijos, hoy hemos aprendido una gran lección. La unión nos hace fuertes ante cualquier peligro. Siempre debemos estar juntos y cuidarnos mutuamente".

Los cabritos asintieron con la cabeza mientras entendían la importancia de permanecer unidos como familia. Desde aquel día, los cabritos siempre estuvieron alerta ante cualquier peligro que pudiera acecharlos.

Pero gracias a su amor incondicional y su unidad familiar, nunca más tuvieron que enfrentarse solos a ningún desafío.

Y así vivieron felices y en armonía, disfrutando de las maravillas del valle y recordando siempre la lección que aprendieron aquel día: el amor y la unión son los mejores escudos ante cualquier adversidad.

Dirección del Cuentito copiada!