La Familia Viajera



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Sorpresópolis, vivía la familia López. Ellos eran conocidos como 'La familia viajera' porque siempre estaban en busca de aventuras. Papá Jorge, Mamá Ana, la curiosa Sofía de 7 años y el travieso Lucas de 5, tenían un sueño: viajar por todo el país en su colorido auto llamado "El viajero".

Un día, mientras desayunaban, Sofía preguntó:

"¿A dónde iremos hoy, papá?"

Jorge sonrió y respondió:

"Hoy es el día perfecto para hacer un viaje a la montaña. ¿Qué les parece comenzar nuestra aventura?"

Ana, emocionada, agregó:

"Recuerden llevar las mochilas con comida y sus cuadernos de exploradores. ¡Nunca se sabe cuándo aparecerá un rinconcito especial!"

Los niños saltaron de alegría. Rápidamente prepararon las mochilas y subieron al auto. Al llegar a la montaña, el aire fresco les dio energía. Sofía exclamó:

"¡Miren, papá! ¡Esa senda parece llevar a algo interesante!"

Decidieron seguir la senda. Mientras caminaban, Lucas encontró una piedra brillante.

"¡Miren esta piedra!" dijo el niño.

"Es hermosa, Lucas", respondió Sofía.

Pero de repente, una fuerte ráfaga de viento hizo que la piedra cayera en un arroyo.

"Oh no, ¡mi piedra!" gritó Lucas, preocupado.

"No te preocupes, podemos buscarla después. Ahora sigamos explorando", animó Ana.

Siguieron caminando y, de pronto, escucharon a alguien llamando desde el fondo del bosque.

"¿Alguien necesita ayuda?" preguntó Jorge.

Una pequeña ardilla apareció y, a través de gestos, les indicó que su nido había sido destruido por el viento. Sofía, conmovida, dijo:

"Podemos ayudarla, mamá. Tal vez podamos construirle un nuevo nido."

Ana asintió:

"¡Es una gran idea!"

Juntos, comenzaron a recolectar hojas secas y ramitas. Luego de un rato, lograron armar un nuevo nido. La ardilla se acercó, olfateó su nuevo hogar y bailó de alegría.

"¡Increíble! ¡Hicieron un trabajo hermoso!" exclamó la ardilla, contenta.

Lucas sonrió, olvidándose de su piedra por un instante.

"¿Podemos hacer algo más para ayudarla?" preguntó. La ardilla, emocionada, les pidió que ayudaran a encontrar más nueces. Juntos, se adentraron en el bosque, en busca de frutos.

Después de recolectar muchas nueces, la ardilla les dio las gracias. Al despedirse, Sofía se acordó de la piedra.

"Tal vez podamos regresar y buscarla después", sugirió.

"Sí, ¡podemos hacer nuestro mapa de la aventura!" dijo Lucas.

Al final del día, mientras regresaban a su auto, Sofía propuso:

"Los mapas son geniales, pero podemos hacer un mapa especial sobre la ayuda que dimos a la ardilla. ¿Qué les parece?"

Todos estuvieron de acuerdo y empezaron a dibujar su mapa de aventuras mientras viajaban de regreso a casa.

Pero, al llegar a la cabaña, recién se dieron cuenta de que habían olvidado tomar las fotos de su viaje.

"¡Oh no!" gritó Ana.

"¡No pasa nada! Podemos volver la semana que viene", dijo Jorge. Pero Sofía sonrió y dijo:

"¡Podemos usar su imaginación! Hagamos un álbum con nuestros dibujos y el mapa. ¡Así siempre recordaremos nuestra aventura de ayudar a la ardilla!"

Mientras dibujaban y reían en la mesa, la familia se dio cuenta de que las verdaderas aventuras son las que se comparten, y que ayudar a otros siempre trae más alegría. Y así, La familia viajera continuó planeando nuevas aventuras para el futuro, aprendiendo que, a veces, los giros inesperados son lo que hacen las experiencias verdaderamente memorables.

FIN.

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