La Farmacia Mágica de la Selva



En lo profundo de la selva, donde los árboles eran tan altos que parecían tocar el cielo y los ríos murmuraban melodías suaves, había una pequeña farmacia llamada "La Botica de la Selva". Esta farmacia era un lugar encantador, lleno de colores vivos y aromas dulces. Su dueño, el Dr. Paca, una pacífica paca con lentes de montura gruesa, conocía bien a sus pacientes, que eran nada más y nada menos que los animales de la selva.

Cada mañana, animales de todas partes iban a comprar sus remedios. El Dr. Paca siempre les recibía con una sonrisa y un saludo amable.

"¡Buenos días, amigos! ¡¿Qué puedo hacer por ustedes hoy? !" - decía el Dr. Paca, mientras organizaba las botellas de jarabe de frutas y los frascos de hierbas.

Una mañana, el jaguar Tito llegó muy inquieto. Sabía que tenía que hacer una siesta después de comer para poder atender a su familia, pero se sentía tan Ansioso.

"Dr. Paca, no puedo dormir... Quiero la pastilla de la felicidad. Esa azul que me hicieron sentir bien la otra vez" - pidió Tito, un poco dudoso.

El Dr. Paca asintió, y le entregó la pastilla azul. "Recuerda, Tito, es solo para momentos especiales. No dependas de ella para ser feliz".

Tito tomó la pastilla y, de repente, comenzó a sentirse muy rígido. "¡Oh, no! ¡No puedo moverme!" - gritó.

Los demás animales, alarmados, se reunieron alrededor de Tito.

"Tranquilo, Tito. La pastilla tarda un poco, pero luego te sentirás mejor" - dijo Carla, la coati, mientras intentaba calmarlo.

Después de unos minutos, la rigidez de Tito se desvaneció y comenzó a reírse a carcajadas.

"¡Es verdad! Me siento realmente feliz y relajado. Pero... ¿es esto lo que significa ser feliz?" - reflexionó.

Los animales se miraron entre sí, sorprendidos.

"No creo que la felicidad pueda venir solo de una pastilla", dijo Rosita, la rana. "Me siento feliz cuando juego en el barro y salto en los charcos con mis amigos".

"Y yo cuando corro libremente por la selva y exploro nuevos lugares" - añadió Lalo, el loro.

Tito, aún riendo, se dio cuenta de algo importante.

"¡Es cierto! La felicidad está en las pequeñas cosas. No necesito depender de la pastilla azul. ¡Tengo amigos, aventuras y la belleza de la selva!" - exclamó.

Así que, después de esa experiencia, Tito decidió que la próxima vez que se sintiera inquieto, buscaría otras formas de relajarse y disfrutar de la vida. Junto a sus amigos, se organizaron para hacer actividades divertidas: juegos, contar historias bajo las estrellas o simplemente sentarse a disfrutar de la música que hacía el viento entre los árboles.

El Dr. Paca, al ver cómo los animales aprendieron esta valiosa lección, sonrió satisfecho. "Ah, la mejor medicina es siempre la amistad, la risa y el amor que tenemos entre nosotros".

Y así, la Botica de la Selva no solo vendía remedios, sino también ingredientes para la verdadera felicidad. Los animales aprendieron que había muchas formas de ser felices y que las mejores eran las que compartían juntos.

Desde aquel día, la pastilla azul sólo se usaba para emergencias, y los animales se dedicaron a crear momentos de alegría, aventuras y amistad. En la selva, la verdadera felicidad estaba en su naturaleza, y ellos estaban decididos a disfrutarla siempre, juntos.

FIN.

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