La fascinación de Laurencio Deza



Había una vez en una ciudad donde faltaban grandes industrias y actividades modernas, pero donde abundaban lindos ojos negros, verdes y azules, vivía un joven llamado Laurencio Deza. Laurencio era conocido por ser un fascinador, alguien capaz de captar la atención y el interés de las personas a través de sus palabras y gestos. Todos en la ciudad solían acudir a él en busca de consejos o simplemente para escuchar sus historias cautivadoras.

Laurencio no poseía riquezas materiales, pero su habilidad para fascinar a los demás lo convertía en una persona especial. Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con un grupo de niños que jugaban felices. Se acercó a ellos y les preguntó por qué se divertían tanto. Los niños, con curiosidad, le pidieron que les contara una de sus fascinantes historias. Laurencio sonrió y accedió con gusto.

-'Había una vez un bosque encantado donde las mariposas cantaban y las flores bailaban al compás del viento', comenzó Laurencio, captando la atención de los pequeños. Así, con su narración cautivadora, logró transportar a los niños a un mundo de fantasía y emoción. Desde ese día, Laurencio se convirtió en el narrador oficial de todas las tardes en el parque.

Sin embargo, algo inesperado sucedió un día cuando Laurencio se encontraba paseando cerca del lago de la ciudad. Escuchó sollozos y, al acercarse, descubrió a un pato con una pata lesionada. Sin dudarlo, Laurencio cuidó del pato, curó su herida, y lo cuidó hasta que estuvo completamente recuperado. El pato, agradecido, decidió quedarse con Laurencio como su compañero.

Pronto, la noticia de la bondad de Laurencio se extendió por toda la ciudad. La gente comenzó a acudir a él no solo por sus fascinantes relatos, sino también por su gran corazón y su disposición para ayudar a los demás. Laurencio descubrió que la verdadera fascinación no provenía solo de sus palabras, sino de sus actos y su manera de tratar a los demás con amor y comprensión.

Así, Laurencio Deza se convirtió en una verdadera inspiración para todos, recordándoles que la verdadera magia reside en la bondad y la empatía hacia los demás. Y junto a su fiel amigo el pato, continuó cautivando los corazones de la ciudad con sus historias y su nobleza.

FIN.

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