La felicidad de Camila



Había una vez una niña llamada Camila, que vivía con sus papás en una linda casita cerca del bosque. Camila era muy feliz y siempre jugaba con sus amigos en el jardín.

Un día, sus papás le dijeron que iban a tomar una decisión muy importante. Se sentaron juntos y le explicaron que ya no iban a vivir juntos como antes. Aunque Camila no entendía muy bien qué significaba eso, sabía que algo estaba cambiando.

Al principio, Camila se sintió triste y confundida. No entendía por qué sus papás ya no querían estar juntos todo el tiempo. Pero ellos le aseguraron que la amaban mucho y que siempre estarían ahí para ella.

Pasaron los días y las semanas, y poco a poco Camila empezó a aceptar la nueva realidad de su familia. Entendió que aunque sus papás ya no fueran pareja, seguían siendo su mamá y su papá, y siempre la cuidarían.

Un día, mientras paseaban por el bosque, Camila encontró un pequeño conejito llorando en medio del camino.

Se acercó corriendo y preguntó:- ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás triste? El conejito levantó su cabecita peluda y respondió:- Estoy triste porque me he perdido de mi madriguera y no sé cómo volver a casa. Camila sintió compasión por el conejito perdido. Recordando cómo se había sentido cuando sus papás le hablaron del divorcio, decidió ayudarlo. - No te preocupes -le dijo-.

Te ayudaré a encontrar tu hogar nuevamente. Camila y el conejito caminaron juntos por el bosque, explorando cada rincón en busca de la madriguera.

Pasaron por un arroyo cristalino, subieron una colina empinada y atravesaron un campo lleno de flores coloridas. Después de mucho buscar, finalmente encontraron la madriguera del conejito. El pequeño animalito estaba muy feliz y agradecido con Camila por su ayuda. - Muchas gracias por ayudarme a encontrar mi hogar -dijo el conejito-.

Ahora sé que siempre puedo contar contigo. Camila sonrió y se sintió muy orgullosa. Aprendió que ayudar a otros también le hacía sentir bien a ella misma.

A medida que pasaba el tiempo, Camila fue entendiendo cada vez más sobre el divorcio de sus papás. A veces extrañaba cuando estaban todos juntos, pero sabía que ambos la amaban profundamente y siempre estarían ahí para ella. Un día, mientras jugaba en su habitación, Camila tuvo una idea.

Agarró papelitos de colores y comenzó a dibujar una hermosa casa con muchos corazones alrededor. Luego escribió debajo: "Mi familia siempre estará en mi corazón". Cuando terminó su dibujo, corrió hacia donde estaban sus papás y les mostró su creación.

Sus papás se emocionaron mucho al ver lo que había hecho Camila. - Este es nuestro nuevo hogar -dijo Camila-, donde siempre estaremos juntos aunque vivamos en casas diferentes.

Sus papás se abrazaron y le dieron las gracias a Camila por recordarles lo importante que era seguir siendo una familia, aunque de una manera diferente. Desde ese día, Camila supo que el amor de sus papás nunca cambiaría.

Aprendió a aceptar la nueva realidad de su familia y a encontrar la felicidad en cada momento que compartían juntos. Y así, Camila entendió que la aceptación era un regalo especial que le permitía seguir adelante y ser feliz, incluso en medio de los cambios.

Y con su valentía y amor incondicional, ella demostró a todos lo importante que es aceptar las cosas tal como son.

FIN.

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