La felicidad encontrada
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Alegrilandia, donde todos los habitantes eran muy felices. En este lugar mágico vivía un niño llamado Benjamín, quien tenía un omni favorito llamado Estan.
Estan era un ser encantador y lleno de energía positiva. Siempre estaba sonriendo y contagiaba su alegría a todos los que estaban a su alrededor. Pero un día algo extraño sucedió: Estan dejó de sonreír y se volvió triste.
"¿Qué te pasa, Estan?", preguntó Benjamín preocupado. "-No lo sé, Benjamín", respondió el omni con voz apagada. "-Simplemente no puedo encontrar mi felicidad". Benjamín decidió ayudar a su amigo a recuperar la alegría.
Juntos emprendieron un viaje por todo Alegrilandia en busca de respuestas. Primero visitaron al sabio del pueblo, el señor Sabidurio. "-Señor Sabidurio, ¿por qué Estan ha perdido su felicidad?", preguntó Benjamín esperanzado.
El sabio reflexionó durante unos segundos antes de responder: "-La felicidad es algo que viene desde adentro, querido Benjamín. A veces perdemos la conexión con nosotros mismos y eso nos impide sentirnos plenamente felices". Animados por las palabras del sabio, continuaron su viaje hacia el lago brillante donde vivían las hadas luminosas.
Las hadas siempre tenían soluciones mágicas para cualquier problema. Cuando llegaron al lago brillante, encontraron a la hada líder llamada Luzita. Benjamín le contó a Luzita lo que estaba sucediendo con Estan.
"-Querido Benjamín, la felicidad no se encuentra en cosas materiales", dijo Luzita mientras agitaba su varita mágica. "-La verdadera felicidad está en los momentos especiales y las conexiones que creamos con los demás".
Benjamín y Estan siguieron el consejo de la hada líder y empezaron a buscar esos momentos especiales juntos. Pasaron tardes jugando al escondite, construyendo castillos de arena y ayudando a otros habitantes del pueblo.
Un día, mientras ayudaban a una abuelita llamada Doña Felicia a regar sus plantas, Estan notó algo extraño: ¡su sonrisa había vuelto!"-¡Benjamín! ¡Mi sonrisa ha vuelto!", exclamó Estan emocionado. Benjamín sonrió felizmente y abrazó a su amigo omni.
Juntos habían descubierto que la verdadera felicidad se encontraba en las pequeñas cosas de la vida y en compartir momentos especiales con aquellos que amamos. Desde ese día, Estan nunca volvió a perder su alegría. Siempre recordaría que aunque hubiera momentos difíciles, siempre habría algo positivo para encontrar si miraba con atención.
Y así, Benjamín y Estan continuaron viviendo aventuras llenas de risas y diversión en Alegrilandia, recordándole a todos que la felicidad está dentro de nosotros mismos y podemos encontrarla si aprendemos a valorar lo que tenemos.
FIN.