La Feria Científica


Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, dos amigos llamados Marcela y Julián.

Marcela era una artista creativa que amaba dibujar y pintar, mientras que Julián era un ingeniero apasionado por la electrónica y la tecnología. Un día, decidieron unir sus talentos para enseñar a los niños del pueblo sobre circuitos creativos.

Se pusieron manos a la obra y crearon un taller donde los niños podían aprender cómo construir sus propios circuitos usando materiales reciclados como cartón, papel aluminio y botellas de plástico. Los niños estaban emocionados por aprender algo nuevo y comenzaron a trabajar en sus proyectos con entusiasmo. Pero pronto se dieron cuenta de que no todo sería fácil.

Uno de los niños, llamado Tomás, estaba teniendo dificultades para entender el concepto del circuito eléctrico. Marcela se acercó a él para ayudarlo:"Tomás, ¿qué es lo que te está confundiendo?"- le preguntó ella.

"No entiendo cómo funciona este circuito"- respondió Tomás frustrado. Marcela sonrió amablemente: "Vamos a ver si puedo explicártelo mejor", dijo ella mientras tomaba algunos materiales adicionales para hacer una demostración visual.

Al finalizar su demostración Tomás comprendió perfectamente cómo funcionaba el circuito eléctrico y estaba emocionado por continuar trabajando en su proyecto. Pero las dificultades no se detuvieron ahí.

Un par de días después otro niño llamado Juan tuvo problemas con su proyecto porque las luces no encendían:"¡Ayuda! ¡Mis luces no funcionan!"- exclamó Juan. Marcela y Julián se acercaron a su mesa para ver qué estaba pasando. Descubrieron que la batería estaba agotada. Entonces, les enseñaron cómo reemplazarla con una nueva.

"¡Mira! Ahora funciona perfectamente"- dijo Juan emocionado al ver sus luces encenderse. Los niños continuaron trabajando en sus proyectos y aprendiendo sobre circuitos eléctricos, pero pronto llegó el gran día de la feria científica del pueblo donde debían presentar sus creaciones.

Todos los niños estaban ansiosos por mostrar lo que habían construido. Sin embargo, justo antes de la presentación un pequeño accidente ocurrió: uno de los circuitos se dañó y las luces dejaron de funcionar.

Marcela y Julián rápidamente tomaron cartón y papel aluminio para construir otro circuito mientras los niños observaban atentamente. Después de unos minutos, lograron reparar el proyecto dañado con éxito. La presentación fue un éxito rotundo y todos los niños recibieron aplausos por su trabajo duro.

Marcela y Julián también fueron honrados por su dedicación en ayudar a los niños a aprender algo nuevo e interesante.

Desde ese día, el taller de circuito creativo se convirtió en uno de los más populares del pueblo y muchos otros niños se unieron para aprender sobre tecnología e ingeniería gracias a Marcela y Julián.

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