La Feria de la Amistad
En una soleada tarde de primavera, en la escuela Primaria Los Pibes Felices, se llevaba a cabo la tan esperada feria escolar. Los niños estaban emocionados por participar en este evento especial donde podían intercambiar productos entre ellos.
El patio de la escuela estaba lleno de mesas coloridas y decoradas con diversos artículos: juguetes, libros, lápices, peluches y hasta deliciosos dulces caseros. Cada niño tenía su propia mesa para mostrar sus productos y negociar con otros compañeros.
Entre los participantes se encontraban Lucas y Sofía. Lucas tenía una colección de autos de juguete que le encantaba compartir con sus amigos. Por otro lado, Sofía era una apasionada lectora y había traído algunos libros interesantes para intercambiar.
Lucas caminó hacia la mesa de Sofía y señaló un libro que llamó su atención. "¡Hola Sofía! ¿Te gustaría cambiar ese libro por uno de mis autos? Tengo uno rojo muy bonito", dijo emocionado.
Sofía miró el auto con curiosidad y luego sonrió. "¡Claro que sí! Me encantan los autos", respondió entusiasmada. Ambos niños intercambiaron sus objetos felices con el resultado del trueque.
Pero lo más importante no era solo el objeto en sí, sino la alegría que sentían al hacerlo. La feria escolar no solo era divertida sino también educativa porque les enseñaba a valorar lo que tenían y a aprender a compartirlo con los demás.
Mientras tanto, en otra parte del patio, Martín estaba mostrando su destreza culinaria. Había preparado deliciosos brownies de chocolate y los había colocado en su mesa para intercambiarlos por otros productos. Camila, una niña con mucha imaginación, se acercó a la mesa de Martín.
"¡Hola Martín! ¿Qué te parece si cambio uno de mis lápices de colores por uno de tus brownies?", propuso sonriente. Martín asintió emocionado y ambos niños realizaron el intercambio.
Los demás niños también se acercaron a la mesa de Martín para probar sus deliciosos brownies y compartir con él sus propios objetos. A medida que avanzaba la tarde, la feria escolar se llenaba cada vez más de risas y alegría.
Los niños descubrían nuevas formas de interactuar entre ellos mientras compartían sus pasiones e intereses. Sin embargo, algo inesperado sucedió cuando Valentina llegó corriendo al patio con un problema. Había olvidado traer algo para intercambiar en la feria y estaba muy triste.
Los demás niños notaron su cara desanimada y rápidamente se reunieron alrededor de ella para ofrecerle ayuda. Sofía le dio uno de los libros que había obtenido anteriormente, Lucas le regaló uno de sus autos favoritos y Martín le ofreció un brownie recién horneado.
Valentina no podía creer lo amables que eran sus compañeros. "¡Muchas gracias a todos! Son los mejores amigos que podría tener", exclamó emocionada mientras abrazaba a cada uno.
La feria escolar continuó con aún más entusiasmo después del gesto solidario hacia Valentina. Todos los niños aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de ayudar y compartir con los demás, incluso cuando no era necesario.
Al final del día, los niños regresaron a sus hogares con nuevos objetos, pero también con corazones llenos de gratitud y amistad. La feria escolar había sido un éxito rotundo gracias a la alegría y generosidad que cada uno había demostrado.
Desde ese día, los niños de la escuela Primaria Los Pibes Felices siguieron intercambiando productos entre ellos en diferentes ocasiones. Aprendieron que el verdadero valor no está en lo material sino en las conexiones humanas y en el amor que se comparte al hacerlo.
Y así, cada vez que participaban en una feria escolar o simplemente compartían algo entre ellos, recordaban esa hermosa experiencia que habían vivido juntos. Porque siempre serían amigos dispuestos a intercambiar sonrisas, abrazos y momentos especiales sin importar qué.
FIN.