La Feria de la Granja Molino
Había una vez en la granja Molino, un par de abuelitos muy queridos por todos los animales que vivían allí. El abuelito era conocido por su amor y cuidado hacia las vacas, perritos, gatitos y gallinas.
Siempre estaba atento a sus necesidades y los mimaba mucho. Un día soleado, el abuelito amaneció enfermo y con problemas para ver. La abuela, preocupada, decidió llevarlo al médico del pueblo para que lo revisara.
Mientras tanto, los animales de la granja se preguntaban qué le había pasado a su querido amigo. "¿Qué le habrá pasado al abuelito?", se preguntaba la vaca Margarita. "No lo sé, pero seguro que necesita nuestra ayuda", respondió el perrito Toby.
"Deberíamos hacer algo especial para él cuando regrese", sugirió la gallina Carmela. Mientras tanto, en el consultorio médico, el doctor le explicaba a la abuela que el abuelito tenía un problema en los ojos que requeriría cirugía para solucionarse.
La noticia cayó como un baldazo de agua fría sobre la abuela, quien no sabía cómo contarle esto al abuelito cuando regresaran a casa.
Al llegar a la granja Molino, los animales rodearon cariñosamente al abuelito y le expresaron su apoyo incondicional. Fue entonces cuando decidieron organizar una feria solidaria para recaudar fondos para pagar la operación del abuelito. Los días pasaron y la feria fue todo un éxito.
Vecinos de otros lugares se acercaron a colaborar comprando productos hechos por los animales de la granja: quesos exquisitos elaborados por las vacas, galletitas caseras preparadas por las gallinas y juguetes tejidos por las habilidosas patitas de los perritos y gatitos.
Finalmente, gracias al esfuerzo conjunto de todos los habitantes de la granja Molino y personas solidarias que se sumaron a la causa, se logró reunir el dinero suficiente para cubrir los gastos de la operación del abuelito.
La cirugía fue un éxito y poco a poco el abuelito comenzó a recuperar su visión. Al abrir sus ojos vendados después de varios días, lágrimas de emoción brotaron tanto en él como en todos los presentes.
Los animales saltaban de alegría mientras lo rodeaban con muestras infinitas de cariño. Desde ese día, el abuelito valoró aún más cada momento junto a sus amigos animals y emplumados en la granja Molino.
Aprendió que nunca está solo cuando tiene seres queridos dispuestos a ayudarlo y acompañarlo en momentos difíciles; juntos podían superar cualquier desafío que se les presentara. Y así seguirían viviendo felices entre risas e historias compartidas bajo el cálido sol del campo en su hogar llamado Molino.
FIN.