La Feria de las Hembras Emprendedoras



En lo profundo de la selva, donde los árboles se alzaban como torres verdes y los ríos cantaban suaves melodías, un grupo de animales hembras se unió para celebrar un evento muy especial: el Día de la Hembra Emprendedora. Con mucha emoción, decidieron organizar una feria donde podrían mostrar sus talentos y productos.

La primera en proponer la idea fue Lola, la loba. "¡Chicas, hagamos una feria para compartir lo que hacemos! Cada una podría vender algo especial"-, exclamó, moviendo su cola con entusiasmo. Las demás animales pronto se contagiaron del fervor de Lola. "¡Genial! Yo puedo traer frutas frescas del árbol de la sabiduría!"- dijo Clara, la tucán. "Y yo puedo aportar verduras del huerto mágico que cuido"-, añadió Marta, la tortuga. "No se olviden de las velas mágicas que puedo hacer. Si alguien las sopla en el momento exacto, ¡serán super relajantes!"-, agregó Rita, la ratona con una gran sonrisa.

Con sus habilidades reunidas, las hembras comenzaron a prepararse para la gran feria. Decoraron el lugar con flores coloridas y colgaron pancartas que decían: "¡Feliz Día de la Hembra Emprendedora!".

El día del evento, la selva se llenó de aromas deliciosos. Los animales venían de muy lejos atraídos por los colores y la música que emanaba de la feria. Las frutas brillaban en tonos vibrantes, y las verduras se presentaban en cestas de hojas. Pero las verdaderas estrellas del día eran las velas.

A medida que los visitantes se acercaban a la venta de las velas, Rita les explicaba. "Estas velas son especiales. Si las soplan en el momento justo, sentirán una calma como nunca antes. Pero... hay un truco: deben soplar justo a la pequeña melodía que suena cuando las sostienen"-, dijo, con un guiño.

En medio de la feria, un grupo de ranas decidió hacer un espectáculo musical. "¿Les gustaría que les enseñemos una canción para soplar las velas?"- preguntó Roco, una rana saltarina. Todos aceptaron y Roco comenzó a croar en un ritmo alegre.

Con la melodía de las ranas resonando por toda la selva, los animales de la feria se unieron. Mientras llevaban las velas a sus labios, soplaban al compás. "¡Un, dos, tres, ¡soplen!"- gritó Roco. Y en ese instante, una brisa mágica recorrió el lugar.

Los efectos relajantes comenzaron a surgir. Los animales respiraron profundo, sintiéndose felices y tranquilos. "Esto es maravilloso, ¡gracias Rita!"- dijo Clara mientras cerraba los ojos y disfrutaba del momento.

Sin embargo, de repente, una sombra se acercó rápidamente. Era el gran jaguar, Félix, quien había escuchado sobre la feria. "¿Qué está pasando aquí?"- preguntó, mirando con desconfianza.

Las hembras, un poco asustadas, se agruparon. "Estamos celebrando y compartiendo lo que hacemos"-, respondió Lola, temblando un poco. "¿Quieres unirte a nosotros?"- le ofreció Clara, tratando de extender una mano amistosa.

Félix dudó, pero su curiosidad pudo más. "Está bien, pero solo porque me gusta la música de las ranas"-, dijo mientras se acercaba.

Una vez que probó las velas, algo inesperado ocurrió. El jaguar sintió la paz que nunca había experimentado. "Esto es... ¡increíble!"- dijo con una sonrisa genuina en su rostro. En poco tiempo, se unió a la fiesta, ayudando a vender frutas y a cantar junto a las ranas.

La feria se convirtió en un gran éxito. Los animales, tanto hembras como machos, compartieron risas y disfrutes mientras aprendían de cada uno. La selva nunca había sido tan hermosa: los colores eran más vivos y la música nunca dejó de sonar.

Al final del día, Lola subió a una piedra y dijo: "Hoy hemos logrado lo que parecía imposible. ¡Gracias a todas!"- y todos aplaudieron. Al terminar la feria, las hembras aprendieron que la unión y la colaboración traen alegría a todos. Y desde ese día, la Feria de las Hembras Emprendedoras se celebró cada año, convirtiéndose en un símbolo de comunidad, alegría y creatividad para la selva entera.

FIN.

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