La feria de los amigos peludos


En un soleado día de primavera, Martín, Sofía y Lucas decidieron ir a la biblioteca de la escuela para buscar libros interesantes. Al llegar, se dieron cuenta de que la bibliotecaria no estaba allí.

- ¡Qué mala suerte! -exclamó Sofía con decepción-. Quería encontrar un libro sobre dinosaurios. - No te preocupes, Sofi. Tal vez podamos buscar por nuestra cuenta -dijo Martín con optimismo. Los tres amigos comenzaron a explorar los estantes en busca de libros interesantes.

Mientras buscaban entre las filas de libros, oyeron un ruido extraño proveniente de una puerta al final del pasillo. - ¿Escucharon eso? -preguntó Lucas con curiosidad.

Sin pensarlo dos veces, se dirigieron hacia el sonido y abrieron la puerta lentamente. Para su sorpresa, vieron una sombra moviéndose rápidamente en el interior de una habitación oscura. - ¡Vaya! ¿Qué será eso? -susurró Sofía mientras se agarraba del brazo de Martín por temor a lo desconocido.

Decididos a descubrir qué había detrás de esa sombra misteriosa, los valientes amigos entraron en la habitación poco iluminada. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, pudieron ver que era solo un gato jugando con una pelota brillante.

- ¡Es solo un gato! -exclamó Lucas aliviado-. Pensé que era algo mucho más espeluznante. El gato miró curioso a los niños y soltó un maullido amistoso. Parecía estar emocionado de tener compañía.

- ¡Hola, gatito! -dijo Sofía acariciando suavemente al pequeño felino-. ¿Cómo has llegado aquí? Los amigos se dieron cuenta de que el gato debía haber entrado a la biblioteca por una ventana abierta. Rápidamente, buscaron un libro sobre animales y descubrieron que no tenía dueño.

- Pobrecito, parece que está perdido -comentó Martín preocupado-. Necesitamos encontrar a alguien que lo cuide. Decidieron llevar al gato a la oficina del director para pedir ayuda. El director, el Sr.

Alberto, era un hombre amable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los estudiantes. - Hola chicos, ¿en qué puedo ayudarles hoy? -preguntó el Sr. Alberto con una sonrisa en su rostro.

Los amigos le contaron sobre el gato perdido y cómo lo habían encontrado en la biblioteca. El director escuchó atentamente y luego sugirió una idea brillante. - Creo que deberíamos organizar una feria de adopción de mascotas aquí mismo en la escuela.

Así podríamos encontrarle un hogar amoroso al gatito y tal vez también a otros animales necesitados. Los ojos de los amigos se iluminaron con entusiasmo ante esta propuesta maravillosa.

Se pusieron manos a la obra para planificar la feria de adopción, enviando invitaciones a las familias y organizando actividades divertidas para recaudar fondos para los animales sin hogar. El día de la feria llegó rápidamente y fue todo un éxito. Muchas familias vinieron a adoptar mascotas y los animales encontraron nuevos hogares llenos de amor.

El gatito que habían encontrado en la biblioteca también fue adoptado por una familia cariñosa. - ¡Qué gran día! -exclamó Sofía emocionada-. Gracias a ese gato, pudimos ayudar a muchos otros animales necesitados. - Así es, Sofi.

A veces, las cosas más inesperadas nos llevan a hacer grandes cosas -dijo Martín con orgullo. Desde aquel día, la biblioteca de la escuela se convirtió en un lugar especial para todos.

Los amigos continuaron visitándola regularmente y aprendieron que incluso cuando las cosas no salen como se espera, siempre hay oportunidades para hacer el bien y marcar la diferencia en el mundo.

Y así, gracias a una sombra misteriosa detrás de una puerta, Martín, Sofía y Lucas descubrieron el poder de la amistad y el valor de ayudar a aquellos que lo necesitan.

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