La Feria de los Sentidos en el Colegio José Hernández



Era un hermoso día en el colegio José Hernández, y la feria de alimentación se preparaba para recibir a todos los estudiantes, padres y maestros. En segundo año, los alumnos estaban ansiosos por presentar su proyecto 'Sembrando los Sentidos'. Las profesoras Andre, Lauri y Cari ayudaban entusiastamente a organizar las mesas y a preparar todo para el grandioso evento.

"¡Chicos, no olviden repasar lo que van a decir sobre cada sentido!" - les recordó la profe Andre, con una sonrisa en el rostro.

"Sí, profe, estamos listos para sorprender a todos con nuestra presentación sobre el gusto, el olfato, el tacto, la vista y el oído" - dijo Julián, con una gran confianza.

Mientras los alumnos se organizaban, escucharon un estampido. Era el sonido de una gran bocina. La feria había comenzado. Los alumnos de segundo año estaban un poco nerviosos, pero el entusiasmo iba en aumento. Colocaron tarjetas con información sobre cada sentido en sus mesas y empezaron a preparar sus degustaciones.

Cuando la feria abrió sus puertas, las familias comenzaron a llegar y los estudiantes mostraban lo que habían aprendido. La mesa del gusto tenía frutas frescas y deliciosas; el olfato, hierbas aromáticas que llenaban el aire de fragancias; el tacto, diferentes texturas de tejidos y materiales; la vista, coloridos carteles que destacaban los colores naturales de las frutas y verduras; y el oído, un rincón donde se podían escuchar sonidos de la naturaleza.

"¿Pueden probar este batido de frutas? ¡Es riquísimo!" - exclamó Valentina, ofreciendo su bebida a los visitantes.

"¡Sí! ¿Puedo también oler esta planta?" - preguntó un niño, señalando el romero que estaba en la mesa de aromas.

Todo iba bien hasta que, de repente, un grupo de chicos mayores se acercó. Eran de séptimo grado y estaban con actitud competitiva.

"Vamos a ver qué tan bueno es su proyecto" - dijo uno de ellos con una sonrisa burlona.

Los alumnos se sintieron un poco intimidados, pero la profe Lauri se acercó a ellos.

"¡Chicos! Siempre es bueno aprender y recordar que estamos aquí para compartir conocimiento. ¿Qué pueden aportar ustedes?" - les preguntó amablemente.

Los chicos de séptimo grado, sorprendidos por la respuesta, empezaron a compartir algunos datos curiosos sobre los sabores y los olores. Pronto, los más pequeños se sintieron inspirados. Julián se armó de valor y respondió:

"¡Nos encanta aprender! Por eso hicimos este proyecto. ¿Quisieran probar nuestros productos?" - ofreció, mostrando sus batidos.

A medida que pasaba el tiempo, los alumnos de segundo año comenzaron a hablar con los chicos de séptimo sobre sus descubrimientos, formando nuevas amistades. Los adultos también se unieron a la conversación y compartieron recuerdos de su infancia relacionados con sabores y olores que apreciaban.

Durante la feria, los alumnos no solo compartieron su proyecto, sino que también se dieron cuenta de que la alimentación y los sentidos era un tema que unía a los grandes y chicos. La competencia dejó de existir y, en su lugar, surgieron risas, historias y un sentido de comunidad.

Al final, las profesoras miraron orgullosas a sus alumnos, quienes habían crecido en confianza y creatividad.

"Estoy muy orgullosa de ustedes, chicos. ¡Cambiaron la situación de competencia a colaboración!" - dijo con entusiasmo la profe Cari.

Sorprendidos pero satisfechos, los alumnos aplaudieron y celebraron el éxito de su proyecto. Y aunque solo eran secundarios, todos entendieron que a través de su trabajo, habían sembrado no solo los sentidos, sino también semillas de amistad y colaboración que continuarían floreciendo.

El día terminó con risas y promesas de volver a realizar un proyecto juntos el próximo año, ahora más unidos que nunca. Así, en la feria de alimentación del colegio José Hernández, la alegría y el aprendizaje se convirtieron en la verdadera fiesta de los sentidos.

FIN.

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