La fiesta de Benjamín y el pajarito herido



Había una vez un niño llamado Benjamín que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos. Estaba a punto de comenzar un nuevo año, pero este año sería diferente para él.

Por primera vez en mucho tiempo, pasaría el Año Nuevo solo en casa, ya que sus padres habían tenido que viajar por motivos de trabajo.

Benjamín se sentía triste y un poco asustado por la idea de estar solo durante la celebración del Año Nuevo. Sin embargo, decidió no dejarse vencer por esos sentimientos y buscar la manera de hacer que esa noche fuera especial.

"Bueno, creo que tendré que armar mi propia fiesta de Año Nuevo", se dijo a sí mismo con determinación. Comenzó por decorar la casa con luces brillantes y globos de colores. Luego preparó su comida favorita: pizza casera con muchos ingredientes deliciosos.

Mientras esperaba la medianoche, decidió escribir una lista de deseos para el nuevo año en su diario. "Quiero aprender a tocar la guitarra y hacer nuevos amigos en el colegio", pensaba mientras escribía con entusiasmo. De repente, escuchó unos golpes en la ventana.

Al acercarse, descubrió a un pajarito herido tratando de refugiarse del frío afuera. "Pobrecito, no puedo dejarte así", exclamó Benjamín con preocupación. Decidió cuidar al pajarito herido durante la noche.

Le dio agua y semillas para comer, construyendo un pequeño nido improvisado para él cerca del árbol del jardín. "No estás solo esta noche, amigo", le dijo cariñosamente al pajarito antes de regresar a su fiesta improvisada dentro de casa. Finalmente llegó la medianoche.

Benjamín salió al patio con el pajarito ahora dormido cerca suyo y miró los fuegos artificiales iluminando el cielo oscuro. En ese momento sintió paz en su corazón y una sensación cálida de esperanza para el nuevo año que estaba por comenzar.

Al día siguiente, cuando sus padres regresaron a casa sorprendidos por las decoraciones coloridas y el pajarito revoloteando felizmente cerca suyo, Benjamín les contó cómo había pasado su Nochevieja sola pero llena de amor y gratitud por todo lo bueno que tenía en su vida.

Desde entonces, cada vez que recordaba aquella Nochevieja especial junto al pajarito herido bajo los fuegos artificiales resplandecientes, sonreía sabiendo que nunca estaba realmente solo cuando tenía amor para dar y recibir.

FIN.

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