La Fiesta de Colores en el Bosque



Era un día brillante en el bosque, cuando todos los animales decidieron hacer una fiesta de colores. Los árboles se mecían suavemente con la brisa y los rayos del sol brillaban sobre la hierba verde. Los animales se miraban entre sí, llenos de emoción y listos para celebrar.

La mariposa Mónica, con sus alas multicolores, voló por el claro y exclamó:

"¡Chicos! ¡He traído serpentina de todos los colores!"

Todos los animales la aplaudieron y comenzaron a reunir las decoraciones que habían traído. El conejo Rocco había traído zanahorias para decorar, la ardilla Sara había recogido bellotas de colores y el búho Hugo trajo luces brillantes.

Mientras todos trabajaban juntos, llegaron dos animales nuevos al bosque. Era un ciervo llamado Dario y una tortuga llamada Lía. Se veían un poco tímidos. Mónica, al darse cuenta de su presencia, voló hacia ellos.

"¡Hola! Somos todos amigos aquí. ¿Quieren unirse a nuestra fiesta?"

Dario sonrió y respondió:

"Nos gustaría, pero no tenemos nada para traer."

Lía, con su voz suave, añadió:

"Tal vez no seamos tan buenos en las fiestas como ustedes."

Mónica revoloteó en círculos, pensativa, y luego dijo:

"¡Eso no es un problema! La fiesta no se trata solo de lo que traes, sino de estar juntos y disfrutar!"

Los demás animales asintieron con entusiasmo. Decidieron que Dario y Lía podrían ayudar a hacer más decoraciones, así que los invitaron a buscar flores y hojas para adornar el lugar.

El grupo de animales se dividió en dos: uno cuidaba las decoraciones y el otro preparaba la comida. Pero a mitad del camino, algo inesperado sucedió. Una fuerte tormenta comenzó a formarse sobre el bosque. Las nubes oscuras cubrieron el sol, y el viento empezó a soplar con fuerza.

"¡Ay no! ¿Y ahora qué hacemos?" - gritó Rocco mientras levantaba su cabeza hacia el cielo.

"No podemos dejar que la tormenta arruine nuestra fiesta" - dijo Mónica con determinación.

"¡Tenemos que trabajar juntos y encontrar un refugio!"

Así que los animales, uniéndose en un esfuerzo, comenzaron a mover las decoraciones y la comida hacia un gran árbol hueco que había en el bosque.

Lía y Dario, que acababan de unirse a ellos, también ayudaron a cargar las cosas.

"¡Gracias por dejarnos ayudar!" - dijo Dario mientras corría hacia el árbol.

"¡Sí! Esto es muy divertido!" - agregó Lía sonriendo.

Cuando llegaron al árbol, empezaron a arreglarlo lo mejor que pudieron.

"Esto es genial, ¡parece una casa de fiesta!" - dijo Sara emocionada.

"¡Y aquí dentro, podremos estar todos juntos!" - añadió Rocco.

Finalmente, lograron poner todo en orden justo cuando la tormenta comenzó a llover. En el interior del árbol, los animales estaban a salvo y contentos. Mónica, viendo a todos juntos, tuvo una idea brillante.

"¡Vamos a hacer una fiesta debajo de este árbol!"

Con risas y canciones, comenzaron a celebrar, haciendo que la tormenta se sintiera lejana.

El sonido de la lluvia se convirtió en una melodía que acompañaba a las carcajadas y los juegos.

Después de un rato, la lluvia cesó y el sol apareció nuevamente. Los animales salieron del árbol sonriendo, y lo que antes parecía un desastre se convirtió en una fantástica fiesta en la que todos se unieron.

"¡Qué día tan increíble hemos tenido!" - exclamó Mónica, ya lista para bailar otra vez.

"Sí, ¡y nos hicimos nuevos amigos!" - dijo Lía abrazando a Rocco.

"La próxima vez, ¡traeremos aún más cosas!" - añadió Dario emocionado.

Así, todos aprendieron que las mejores fiestas son aquellas donde todos participan y se apoyan mutuamente. Y aunque la tormenta había asustado a algunos, terminó siendo el ingrediente perfecto para una historia inolvidable en el bosque.

"¿Recuerdan? ¡La fiesta no se trata solo de lo que traes!" - recordó Mónica mientras todos se reían.

Desde aquel día, todos los animales se unieron cada vez que alguien necesitaba ayuda. Y así, el bosque se convirtió en un lugar aún más mágico, lleno de color y amistad.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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