La Fiesta de Cumpleaños de Cristóbal y los Dinosaurios



Cristóbal era un niño curioso y amante de los dinosaurios. Se acercaba su cumpleaños y estaba ansioso por celebrarlo de una manera especial. Un día, mientras jugaba en el parque, encontró un libro mágico sobre dinosaurios que prometía hacer realidad cualquier deseo. Emocionado, Cristóbal abrió el libro y leyó en voz alta: “Quiero que los dinosaurios vengan a mi fiesta de cumpleaños”. De repente, una nube de polvo y destellos mágicos envolvió el parque, y para su sorpresa, aparecieron incrédulos dinosaurios de todas las formas y tamaños.

- ¡Hola, soy Cristóbal! ¿Quiénes son ustedes? - preguntó emocionado.

- ¡Hola, Cristóbal! Nosotros somos los dinosaurios, ¿cómo estás? - respondió el simpático Triceratops.

Cristóbal no podía creer que los dinosaurios estuvieran frente a él. Rápidamente, les explicó que quería invitarlos a su fiesta de cumpleaños. Los dinosaurios, encantados con la idea, aceptaron la invitación y comenzaron a planear la fiesta. Juntos, eligieron los juegos, la decoración y prepararon deliciosos bocadillos para la ocasión. Sin embargo, un gran desafío apareció: ¿cómo llevar a los dinosaurios hasta la fiesta sin ser vistos? Entonces, ¡un grupo de pterodáctilos propuso volar con ellos cargados en sus alas! La idea fue perfecta, y la emocionante travesía comenzó. Volando sobre los edificios y entre las nubes, los niños del barrio observaban maravillados aquel inusual desfile. Al llegar a la fiesta, todos los amiguitos de Cristóbal quedaron atónitos al ver a los dinosaurios. La alegría se desbordaba en cada rincón, y la fiesta se convirtió en una celebración épica. Los niños y los dinosaurios jugaron juntos al escondite, bailaron al ritmo de la música y disfrutaron de exquisitos postres. Con el atardecer, los pterodáctilos volvieron para llevarse a los dinosaurios de regreso al parque.

- ¡Gracias por venir a mi fiesta! ¡Fue increíble tenerlos aquí! - exclamó Cristóbal emocionado.

- ¡Nosotros también lo pasamos genial! ¡Gracias por invitarnos! - respondió el Triceratops con una sonrisa. Al final, Cristóbal aprendió que los deseos pueden hacerse realidad, aunque de maneras inesperadas, y que la verdadera magia está en la amistad y la cooperación. Desde entonces, cada cumpleaños, Cristóbal contaba la increíble historia de su fiesta con los dinosaurios, convirtiéndose en una leyenda entre sus amigos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!