La Fiesta de Cumpleaños Mágica


Mía estaba tan emocionada que no podía quedarse quieta. Su cumpleaños número seis se acercaba y ella ya tenía todo planificado en su cabeza.

Quería una fiesta con sus amigos de la escuela, juegos divertidos y por supuesto, una torta llena de velitas. Un día antes del gran evento, Mía se despertó temprano y decidió ayudar a su mamá a preparar todo para la fiesta.

Juntas hicieron cupcakes decorados con brillantina y armaron unas bolsitas de sorpresas para cada uno de los invitados. - Mamá, ¿crees que mis amigos van a disfrutar la fiesta? -preguntó Mía mientras ponían globos en el techo. - Claro que sí, hija.

Tú eres muy buena anfitriona y siempre piensas en los demás -respondió su mamá con una sonrisa. Mientras tanto, el papá de Mía estaba ocupado inflando un castillo inflable en el jardín trasero.

Cuando terminaron todas las preparaciones, Mía se fue a dormir con una sonrisa enorme en su rostro. Al día siguiente llegaron los invitados y la diversión comenzó inmediatamente. Todos jugaron al escondite inglés, saltaron en el castillo inflable e incluso hicieron carreras de sacos.

La torta llegó al final del día y todos cantaron "Feliz Cumpleaños" mientras Mía soplaba las velitas. Justo cuando pensaban que la fiesta había terminado, apareció un payaso mágico quien hizo trucos increíbles y logró hacer reír a todos hasta las lágrimas.

Mía estaba tan feliz que no podía dejar de reír. - ¡Esta fue la mejor fiesta de cumpleaños de todas! -exclamó Mía mientras se despedía con sus amigos. Pero la sorpresa final aún estaba por llegar.

Cuando ya todos se habían ido, los padres de Mía le entregaron un paquete envuelto en papel brillante. - ¿Qué será? -se preguntaba Mía mientras lo abría emocionada.

Dentro del paquete había una carta escrita por su mamá y su papá, donde le decían lo orgullosos que estaban de ella y todo lo que habían aprendido en estos seis años juntos. La carta terminaba diciendo: "Hija, nunca pierdas esa alegría y emoción por la vida. Esa es tu mayor fortaleza y te llevará muy lejos".

Mia guardó la carta como un tesoro y prometió seguir disfrutando cada momento como si fuera el mejor día de su vida.

Y así fue cómo el cumpleaños número seis de Mía se convirtió en uno inolvidable para ella y todos sus seres queridos.

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