La Fiesta de Despedida en la Escuela de Puerto



Había una vez, en un pequeño pueblo costero de Argentina, una escuela llamada "Escuela de Puerto". Esta escuela era muy especial porque estaba llena de profesores maravillosos que amaban enseñar a los niños y niñas del pueblo.

El final del año se acercaba rápidamente y todos estaban emocionados por la llegada de las vacaciones de Navidad. Los profesores decidieron organizar una gran fiesta para despedir el año escolar y celebrar juntos.

La directora, la señorita Marta, convocó a todos los docentes en su oficina para planificar la fiesta. Estaban entusiasmados con la idea y comenzaron a discutir sobre cómo podrían hacerla especial.

"Podríamos decorar el patio con luces navideñas y poner un árbol gigante", sugirió el profesor Juan. "¡Sí! Y podríamos hacer un coro con los estudiantes para cantar villancicos", agregó la profesora Laura. "También podemos organizar juegos divertidos para que todos se diviertan", propuso el profesor Carlos. Todos asintieron emocionados ante las ideas creativas.

Decidieron dividirse en grupos para encargarse de diferentes tareas: decoración, música, comida y juegos. Los días pasaron rápidamente y la fecha de la fiesta se acercaba cada vez más.

Los profesores trabajaron arduamente para asegurarse de que todo estuviera listo a tiempo. Llegó el día tan esperado y el sol brillaba radiante sobre la escuela. El patio estaba lleno de coloridas luces navideñas, globos y guirnaldas.

En el centro, un enorme árbol decorado con esferas y estrellas brillaba con luz propia. La música comenzó a sonar y los niños se reunieron alrededor del árbol. Todos cantaron villancicos con alegría y entusiasmo. Los profesores sonreían al ver la felicidad en los rostros de sus alumnos.

Después de cantar, era hora de jugar. Se organizaron diferentes juegos como carreras de sacos, carrera de cucharas con huevos y hasta una búsqueda del tesoro por todo el colegio. Los niños reían y se divertían sin parar.

El aroma delicioso de la comida llenó el aire mientras los profesores repartían empanadas, sandwiches y galletitas navideñas. Todos disfrutaron de la merienda compartiendo anécdotas y risas.

La fiesta continuó hasta que llegó el momento más esperado: la entrega de diplomas a cada uno de los estudiantes por su esfuerzo durante todo el año escolar. La señorita Marta pronunció palabras emotivas para cada uno, destacando sus logros y recordándoles lo orgullosos que estaban todos ellos.

Los niños aplaudieron emocionados mientras recibían sus diplomas. Sus caritas reflejaban alegría y satisfacción por haber terminado otro año escolar exitoso. Al finalizar la fiesta, los profesores se despidieron de los estudiantes deseándoles unas felices vacaciones navideñas llenas de amor y alegría.

Aquella noche, cuando todos regresaron a sus hogares, cada niño llevaba consigo no solo un diploma, sino también recuerdos inolvidables de una fiesta llena de diversión, compañerismo y amor.

Y así, la escuela de Puerto demostró una vez más que el aprendizaje puede ir mucho más allá de las aulas. Los profesores habían enseñado a los niños importantes valores como el trabajo en equipo, la creatividad y la importancia de celebrar los logros y momentos especiales juntos.

Desde ese día, cada año, la Escuela de Puerto organizaba una gran fiesta para despedir el año escolar. Y aunque pasaran los años, aquellos recuerdos siempre permanecerían vivos en el corazón de todos los estudiantes y profesores que formaron parte de ella.

FIN.

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