La Fiesta de la Amistad en Villatenebrosa
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villatenebrosa, donde vivían los zombies más amigables que puedas imaginar. Estos zombies no asustaban a nadie, solo querían divertirse y hacer amigos.
Un día, mientras caminaban por el bosque tenebroso del pueblo, se encontraron con unos murciélagos muy traviesos. Los murciélagos siempre jugaban bromas a todos los habitantes de Villatenebrosa, pero esta vez decidieron hacer algo diferente.
Los murciélagos volaron hacia los zombies y les dijeron: "¡Hey, zombies! Tenemos una idea genial para divertirnos juntos. ¿Les gustaría jugar al escondite en el bosque tenebroso?"Los zombies se emocionaron mucho con la propuesta de los murciélagos y aceptaron sin dudarlo. Todos comenzaron a buscar el lugar perfecto para esconderse.
Mientras tanto, un grupo de lobos curiosos observaba desde la distancia. Cuando todos estuvieron listos para empezar el juego, uno de los murciélagos contó hasta diez mientras los demás se escondían entre las sombras del bosque.
Los zombies corrieron por todas partes buscando a sus nuevos amigos. En medio del juego, uno de los zombies llamado Carlitos tropezó con una raíz y cayó al suelo. Se lastimó su rodilla y comenzó a llorar desconsoladamente.
Los otros zombies corrieron hacia él preocupados. "Tranquilo Carlitos", dijo Valentina intentando calmarlo-. "Vamos a ayudarte". Los otros zombies formaron un círculo alrededor de Carlitos y comenzaron a cantar una canción muy divertida para animarlo.
Pronto, Carlitos se sintió mejor y todos continuaron jugando. Mientras tanto, los lobos que habían estado observando todo el tiempo decidieron unirse a la diversión.
Se acercaron sigilosamente al grupo y uno de ellos dijo: "¡Hola! ¿Podemos jugar con ustedes también?"Los zombies, aún sorprendidos por la aparición de los lobos, aceptaron encantados. Todos siguieron jugando al escondite juntos y se divirtieron muchísimo. Después de varias rondas, los murciélagos propusieron hacer una fiesta en el bosque tenebroso para celebrar su nueva amistad.
Los zombies, los murciélagos y los lobos se pusieron a decorar el lugar con luces brillantes y música alegre. La noche llegó y la fiesta comenzó.
Los zombies bailaban torpemente pero con mucha alegría, mientras que los murciélagos volaban en círculos al ritmo de la música. Los lobos reían y saltaban como nunca antes lo habían hecho. Al finalizar la fiesta, todos se despidieron con abrazos y prometiendo volver a encontrarse muy pronto.
Desde ese día, zombies, murciélagos y lobos vivieron en armonía en Villatenebrosa. La moraleja de esta historia es que no debemos juzgar a las personas por su apariencia o estereotipos preconcebidos. A veces podemos encontrar amigos inesperados donde menos lo esperamos.
Y así termina esta historia llena de giros inesperados pero con un mensaje de amistad y diversión en el corazón de Villatenebrosa.
FIN.