La Fiesta de la Comida



En un pueblito rodeado de montañas verdes y ríos cantarinos, vivía un grupo de animales muy divertidos. Entre ellos estaban Lila, la vaca, Tito, el gallo, y Pepa, la cerdita.

Un día, Lila se acercó a sus amigos y les dijo:

"¡Hola, amigos! ¡Hoy es un día especial! ¡Vamos a hacer una fiesta de la comida en el prado!"

"¡Sí! ¡Qué divertido!" gritó Tito, llenándose de emoción.

"¿Y qué vamos a comer?" preguntó Pepa, moviendo su colita de alegría.

Lila pensó un momento y sugirió:

"Podemos pedirle a cada uno que traiga su comida favorita. Así tendremos un festín riquísimo."

Todos estaban de acuerdo. Cada uno se fue a su casa para buscar sus alimentos, pero cuando regresaron, ¡se dieron cuenta de que había un problema!

Tito tenía cebollas, pero no había suficientes.

Lila llevó un montón de pasto, pero era para ella sola. Y Pepa había traído pocas manzanas.

"¿Pero cómo vamos a compartir?" se preocupó Tito.

"¡No se preocupen!" dijo Lila. "Podemos pedir ayuda a nuestros amigos del bosque."

Así que todos juntos fueron al bosque y se encontraron con un grupo de conejitos.

"¡Hola, conejitos! ¡Vamos a hacer una fiesta de comida! Pero necesitamos más alimentos para compartir. ¿Nos ayudan?" dijo Pepa con una sonrisa.

Los conejitos se miraron entre sí y respondieron:

"¡Claro! Nosotros tenemos zanahorias y lechugas."

Así que trabajaron en equipo. Lila trajo pasto, Tito llevó cebollas y los conejitos trajeron zanahorias y lechugas. Pepa decidió cocinar una rica mermelada con sus manzanas.

Cuando todo estuvo listo, hicieron una gran mesa en el prado. Todos los animales, desde pajaritos hasta ardillas, vinieron a unirse a la fiesta. Había comida para todos y cada uno trajo algo especial.

Lila se sintió muy feliz y dijo:

"¿Ven? Todos tenemos derecho a comer bien y compartir con amigos."

Y Tito agregó:

"¡Y todos tenemos algo único para ofrecer!"

La fiesta fue un gran éxito. Rieron, bailaron y disfrutaron de la comida juntos. Al final del día, Pepa levantó su manzana y exclamó:

"¡Gracias amigos! ¡Gracias por hacer de este un día increíble!"

Desde aquel día, los animales del pueblito aprendieron que siempre era mejor compartir y que juntos se podían lograr cosas maravillosas. Y así, cada vez que había una fiesta, no solo traían comida, sino también pura alegría.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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