La fiesta de la democracia
Había una vez un país llamado Argentilandia, donde la gente había vivido durante muchos años bajo una dictadura. Pero un día, los ciudadanos se unieron y lucharon por su libertad y lograron instaurar la democracia.
Desde entonces, han pasado 40 años de democracia en Argentilandia y las cosas han cambiado mucho. Los niños pueden ir a la escuela sin miedo, los padres pueden trabajar en lo que quieran y hay libertad para expresarse.
Un día, en una pequeña escuela de una aldea en el campo, la maestra les dijo a sus alumnos: "Hoy vamos a hablar sobre los 40 años de democracia en nuestro país".
Los niños estaban emocionados porque habían oído historias sobre cómo era antes de la democracia y querían saber más. La maestra comenzó diciendo: "Antes de la democracia, muchas personas no podían expresarse libremente. No podían decir lo que pensaban o hacer lo que querían". - ¿Cómo es eso? -preguntó Juanito con curiosidad.
- Bueno -respondió la maestra-, había personas que tenían ideas diferentes a las del gobierno y eran perseguidas o encarceladas por ello. También había mucha corrupción y desigualdad social. Los niños se quedaron pensativos mientras procesaban esta información.
Entonces, uno de ellos preguntó: "Pero ¿cómo lograron cambiar las cosas?"La maestra sonrió y respondió: "Los ciudadanos lucharon juntos por su libertad. Se manifestaron pacíficamente para exigir derechos iguales para todos.
Y gracias a esa valentía hoy podemos disfrutar de nuestra democracia". Los niños estaban impresionados y se sintieron inspirados por la historia. Decidieron hacer algo para celebrar los 40 años de democracia en su país.
Así que organizaron un pequeño acto en la plaza del pueblo, donde cantaron canciones y recitaron poemas sobre la importancia de la libertad y la igualdad. La gente del pueblo se acercó a escucharlos y aplaudió emocionada.
Todos recordaron lo mucho que habían luchado para llegar hasta allí y lo importante que era seguir trabajando juntos para mejorar como sociedad. Desde entonces, todos los años en la misma fecha, los niños de esa pequeña aldea organizan un acto para celebrar los 40 años de democracia en Argentilandia.
Y así mantienen viva una llama que nunca debe apagarse: el valor de luchar por nuestros derechos y libertades.
FIN.