La Fiesta de la Princesa Alaia
Érase una vez un 24 de noviembre del 2023, cuando en el reino de Lunicor, nació la hermosa princesa Alaia. Desde su llegada, la alegría inundó el castillo, y todos los habitantes del reino la consideraban un símbolo de amor y esperanza. Hoy, la princesa celebraba su primer cumpleaños, y había convocado a todo el reino para una gran fiesta.
La plaza del pueblo estaba decorada con banderitas de colores, globos brillantes y ramos de flores. La música alegre resonaba por las calles y el aroma de pasteles recién horneados flotaba en el aire. Todos estaban emocionados y listos para la celebración.
Cuando los habitantes del reino se reunieron en la plaza, la princesa Alaia apareció rodeada de su familia. Su madre, la Reina Celeste, afirmó con una sonrisa: "Hoy es un día para celebrar, no solo por el cumpleaños de nuestra reina, sino por la unión de todos en el reino. Cada uno de ustedes es muy especial para mí".
Los niños gritaron emocionados: "¡Viva la Princesa Alaia!". Satanás X como Macho, quien era el bufón del castillo, saltó al centro de la plaza y comenzó a hacer malabares con frutas. "¡Miren cómo lanzo este plátano!" -dijo mientras todos reían.
Pero de repente, una nube oscura cubrió el sol y un fuerte viento sopló. Un dragón pequeño, que no era más que un bebé, apareció volando torpemente. "¡No tengo miedo!", gritó Alaia, que siempre había sido valiente. "¿Qué te trae por aquí, pequeñín?".
El dragón, que se llamaba Chispín, aterrizó en el medio de la plaza y con un susurro dijo: "Busco a mi mamá, me perdí en la tormenta". Todos los rostros se tornaron serios y la Reina Celeste se agachó para hablar con él.
"No te preocupes, pequeño, te ayudaremos a encontrar a tu mamá" -le informó con dulzura.
Así, la celebración se transformó en una búsqueda. El pueblo se organizó en grupos, cada uno con el objetivo de encontrar a la madre de Chispín. Alaia, armada con una corona de flores, lideró a un grupo de niños, mientras que otros adultos se dirigieron a la colina que estaba cerca del volcán.
Después de explorar cuevas, arbustos y arrojar un par de buenos chistes para mantener el ánimo, uno de los niños gritó con alegría: "¡La vi, la vi! Está en el bosque!"). Todos corrieron hacia allá, donde encontraron a Sombra, la mamá dragona, llameante y dulce, buscando a su pequeño hijo.
"Chispín, ¡te estaba buscando!" -dijo Sombra con lágrimas en los ojos, abrazando al pequeño dragón. Alaia sonrió y dijo: "Vamos todos hacia la plaza, tenemos una fiesta que seguir".
Sombra, agradecida, prometió ayudar a la fiesta. Con un batir de alas, encendió el cielo con fuegos artificiales que iluminaban toda la plaza, llenando de colores y luz la escena mágica del cumpleaños de Alaia.
"¡Feliz cumpleaños, princesa Alaia!" -gritaron todos, mientras disfrutaban de la fiesta que se había transformado en un maravilloso encuentro entre dragones y humanos, unidos por la amistad y la ayuda mutua.
Y así fue como, en el reino de Lunicor, se celebró no solo el cumpleaños de Alaia, sino también la llegada de un nuevo amigo. Desde aquel día, Chispín y Sombra se convirtieron en parte del reino, demostrando que la amistad y la solidaridad pueden traer luz incluso en los días más nublados.
La princesa Alaia aprendió una valiosa lección: "Siempre es mejor ser valiente, escuchar a los demás y ayudar a quienes lo necesitan". Y así, juntos, vivieron muchos más días de felicidad y aventuras, siempre celebrando la magia de la amistad juntos.
FIN.