La fiesta de las aves


Había una vez un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores y tamaños. Las mariposas revoloteaban entre ellas, mientras las abejas zumbaban alegremente recolectando néctar. Era un lugar mágico donde reinaba la paz y la armonía.

En ese jardín vivían dos aves muy especiales: Martina, una ave cantora de plumas rosadas, y Mateo, un pájaro aventurero con plumas azules brillantes. Juntos eran inseparables y siempre estaban buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraban el jardín, se dieron cuenta de que algo extraño estaba sucediendo. El cielo se oscureció rápidamente y comenzaron a caer gotas grandes y pesadas sobre ellos. Era una tormenta repentina que amenazaba con arruinar el hermoso jardín de flores.

Martina y Mateo buscaron refugio bajo un árbol cercano para protegerse de la lluvia. Desde allí observaron cómo las flores se doblaban bajo el peso del agua y parecían perder su brillo.

"¡Oh no! ¡Nuestro querido jardín está en peligro!" -exclamó Martina preocupada. Mateo miró a su amiga con determinación en sus ojos azules y dijo: "No te preocupes Marti, encontraremos una forma de salvar el jardín". Decididos a encontrar una solución, volaron por todo el jardín buscando ayuda.

Encontraron a Don Cactus, un cactus sabio que siempre tenía buenos consejos para dar. "Don Cactus, necesitamos tu ayuda. La tormenta está destruyendo nuestro hermoso jardín y no sabemos qué hacer" -dijo Martina con tristeza.

Don Cactus sonrió y respondió: "No se preocupen, queridos amigos. Cada problema tiene una solución si buscamos con el corazón". El cactus les explicó que las flores necesitaban protección contra la lluvia para poder recuperarse.

Martina y Mateo tuvieron una idea brillante: construirían pequeños paraguas utilizando hojas grandes y resistentes. Con la ayuda de todos los animales del jardín, recolectaron hojas verdes y comenzaron a construir los paraguas improvisados. Fue un trabajo arduo pero lleno de risas y colaboración.

Finalmente, todos los paraguas estuvieron listos y colocaron uno sobre cada flor en el jardín. Las flores se veían tan adorables con sus pequeños protectores. Pero la sorpresa más grande llegó cuando las gotas de lluvia chocaron contra los paraguas.

En lugar de caer al suelo, las gotitas rebotaban hacia arriba como pequeñas burbujas transparentes. Martina y Mateo observaron maravillados cómo las flores comenzaban a bailar bajo la lluvia.

Los colores volvieron a brillar intensamente e incluso parecía que cantaban al ritmo del agua que caía sobre ellos. "¡Mira Marti! ¡Nuestros paraguas han convertido la tormenta en una fiesta!" -exclamó Mateo emocionado.

Los dos pájaros saltaron de alegría mientras veían cómo el jardín se llenaba de vida nuevamente. Las flores y los animales celebraron la valentía y creatividad de Martina y Mateo.

A partir de ese día, cada vez que una tormenta amenazaba con llegar, todos los animales del jardín recordaban la historia de cómo unos pequeños pájaros salvaron su hogar. Aprendieron que siempre hay una solución si trabajan juntos y no tienen miedo de enfrentar los desafíos.

Y así, el jardín de flores siguió siendo un lugar mágico donde las aves cantoras volaban libres y felices, rodeadas por el amor y la amistad que habían sembrado en sus corazones.

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