La Fiesta de las Conchitas



En una hermosa playa de la costa ecuatoriana, vivía una tortuga llamada Tula. Tula era una tortuga muy curiosa y siempre soñaba con tener una gran fiesta donde todos sus amigos pudieran jugar y bailar.

Un día, mientras caminaba por la arena, se encontró con su amigo el pez Payaso.

"¡Hola, Tula! ¿Qué haces hoy?" - preguntó Payaso, moviendo su cola de un lado a otro.

"¡Hola, Payaso! Estoy pensando en organizar una fiesta en la playa. ¿Te gustaría ayudarme?" - dijo Tula emocionada.

"¡Claro que sí! Será muy divertido. ¡Vamos a invitar a todos!" - respondió Payaso, saltando de alegría.

Tula y Payaso fueron nadando y caminando por la playa, invitando a todos sus amigos: a la estrella de mar Estela, al cangrejo Cris y a la gaviota Gavi. Todos estaban muy emocionados por la fiesta, ¡sería la primera vez que todos se reunirían juntos!

El gran día llegó y Tula comenzó a decorar la playa con conchitas de colores. Mientras tanto, Payaso organizaba divertidos juegos en el agua.

"¡Mira, Tula! He traído pelotas de algas para jugar al fútbol acuático" - dijo Payaso mientras mostraba las pelotas.

"¡Qué gran idea, Payaso!" - comentó Tula, sonriendo.

Sin embargo, cuando todo estaba listo, empezó a soplar un fuerte viento. Las conchitas comenzaron a volar por los aires, y algunos de los globos de algas se desinflaron. Tula se preocupó y dijo:

"¿Ahora qué haremos? La fiesta va a ser un desastre..." - mirando todo desordenado.

Pero Payaso, siempre optimista, respondió:

"No te preocupes, Tula. ¡Podemos hacer una fiesta diferente! Sin conchitas, pero con mucho amor."

Así que, en lugar de preocuparse, comenzaron a bailar y a reír. Todos se unieron, y pronto la playa se llenó de risas y música. La estrella de mar hizo una danza que todos imitaron, el cangrejo compuso una canción divertida, y Gavi trajo su mejor voz para cantar.

"¡Esto es mejor que lo que habíamos planeado!" - exclamó Tula, saltando de felicidad.

Todos aprendieron que con un poco de creatividad y mucho amor, las cosas pueden salir aún mejor de lo que imaginamos.

Al final del día, Tula y sus amigos se despidieron, prometiendo que cada año, aunque pasara lo que pasara, harían su Fiesta de las Conchitas.

Y así, en la costa ecuatoriana, la amistad y la diversión siempre estaban por encima de cualquier inconveniente. ¡Y colorín colorado, esta fiesta nunca ha terminado!

FIN.

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